HIDROITUANGO DESDE LA LITERATURA

CARMELO RODRIGUEZ PAYARES en Opinión Forochat
Periodista y escritor colombiano Director de El Tábano

Una de las más grades ilusiones que tiene la pequeña María José para este diciembre, cuando cumpla sus primeros cinco años de edad, es poder conectar su arbolito navideño a la energía que produzca uno de los cuatro generadores del proyecto hidroeléctrico que se construye en su región, más conocido como Hidroituango.- Y por más que le he explicado con toda suerte de palabras y de ejemplos las razones para que posponga sus anhelos para dentro de tres diciembres más, ello no ha sido posible, y no por culpa de su escasa capacidad de raciocinio, que entre otras lo tiene bien desarrollado, sino por las pocas evidencias que tienen los encargados de la gigantesca obra para conocer la realidad de lo ocurrido, tanto que por ahora han dejado todo en las manos del mejor ingeniero que se conoce en toda la historia de la Humanidad: Dios.

María José nació en la vereda Santa Lucía, jurisdicción de Ituango, el municipio en donde se construye el más grande y ambicioso proyecto de generación eléctrica del país, por cuanto se calcula que de allí saldrá algo más del 15 % de la energía que consumen los colombianos, además del significado que en materia de ingresos le entregará a la región y a los once municipios de influencia en donde se desarrollan las obras, al punto de que el actual gobernador, Luis Pérez Gutiérrez, le encendió las velas que le iluminaran el camino para hacer viable la reactivación del Ferrocarril de Antioquia, que fue por muchos años uno de los íconos que alimentaron el orgullo de los antioqueños, hasta que llegó la señora codicia con sus malos consejos y lo remataron como a mueble viejo.- Sobra decir que como lo hará la María José, al Gobernador le tocará aplazar el gusto de ver su idea convertida en realidad, por esas cosas que solo el destino conoce y que muchos llaman el azar, en donde nada tiene que ver con nada y en donde todo puede pasar o puede no pasar y que nunca sabremos de qué depende que ocurra o no.

Al padre de la niña, un cafetero antioqueño venido a menos, le ha tocado desempolvar libros, documentos e historias de la región y mantenerse al tanto de las noticias para hacer toda clase de maromas con tal de responderle a su pequeña todas aquellas preguntas que le han surgido desde que vio por televisión que la publicitada obra podría irse al traste cuando se presentó, hace 155 días, un accidente que de inmediato fue bautizado por los expertos como una “contingencia”, cuya causa y origen fue el desplome natural de uno de los veinte túneles que se construyó en el corazón de la montaña, que corren como venas por el interior de la roca viva con el propósito de mantener en pie la colosal construcción, si se tiene en cuenta que la misma está conformada por una presa de 225 metros de altura para dominar la voracidad y la fuerza reprimida de su gran espejo de agua, que tendrá una capacidad para almacenar más de 20 millones de metros cúbicos de volumen, así como una central subterránea, la famosa Casa de Máquinas, en donde estarán 8 monumentales generadores, cada uno de ellos con 300 megavatios de capacidad instalada, en el que tiene todavía puestas sus ilusiones su pequeña hija para la Navidad que ya llega.

Lo que sucedió es que ese era el único de todos los túneles que no tendría que obstruirse porque sin que todavía se conozcan las razones que mediaran para hacerlo, algún responsable de los trabajos tomó la decisión de cerrar por su cuenta y riesgo los que se habían preparado con antelación para permitir que por allí fluyera sin ningún riesgo el caudal del río Cauca que por allí pasa con la fuerza de mil caballos juntos.

Y allí fue Troya, porque desde aquella fecha Hidroituango pasó a ser el objeto de mayor controversia en el país y que graduó, de la noche a la mañana, de ingenieros hidráulicos y de todas las ramas de esta disciplina, a cuanto personaje se le dio por opinar sobre un suceso que en su momento más crítico fue comparado con el mayor desastre universal que ha sufrido la humanidad, y que todos conocemos como el diluvio bíblico del Antiguo Testamento, del cual apenas pudieron salvarse Noé, su arriesgada familia y cuanto animal pudieron subir al Arca.

Eso fue el 16 de mayo cuando las autoridades se vieron en la necesidad de ordenar la evacuación preventiva de Puerto Valdivia, Puerto Raudal y El Quince en el municipio de Valdivia; El Doce, en Tarazá, la cabecera urbana de Cáceres y sus corregimientos Puerto Bélgica, Piamonte y Guarumo, sumados a la cabecera urbana de Caucasia y sus corregimientos Palanca, Palomar y Margento; así como parte de la zona urbana de Nechí y su corregimiento Colorado; todo ello debido a la alerta de una nueva creciente súbita, que se originó porque que la estructura de la casa de máquinas no pudo con el peso y la fuerza del agua del río Cauca, lo que terminó destruyendo el túnel y la caverna donde se alojaban los mencionados equipos.- ​Más tarde, por esos mismos días, se dio la orden de evacuar los municipios de Caimito y Guaranda en Sucre, junto con zonas rurales de San Benito Abad, lo que convertía todo aquello en una verdadera emergencia más allá de las montañas antioqueñas.

En la mañana del 17 de mayo, la gerencia de EPM dio por hecho la posibilidad de que la presa se podría romper debido a que el agua que golpeaba la base podría erosionar y desestabilizar la infraestructura, razón​ por la cual se elevó a 12 la cifra de municipios que debieron iniciar el proceso de evacuación en 4 departamentos del país, con una gran cantidad de corregimientos y poblados, todos ellos en la misma crisis de los ya evacuados el 16 de mayo.- Entonces fue cuando entró en escena el alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez Zuluaga, quien señaló en su momento que de romperse la presa, se generaría una ola tipo tsunami, y que debido a la magnitud del embalse se crearía una pared de agua de 150 metros de altura, y ¿quién dijo miedo? había que comenzar a evacuar nuevos pueblos como Raudal en Valdivia, la cabecera urbana de Tarazá y sus corregimientos Puerto Antioquia y Piedras; el corregimiento El Jardín-Tamaná en Cáceres, el corregimiento La Ilusión en Caucasia, el corregimiento Las Flores en Nechí y las cabeceras urbanas de los municipios de San Jacinto del Cauca y Achí en el departamento de Bolívar; así como Ayapel y su corregimiento El Cedro en el departamento de Córdoba, junto con zonas rurales de Briceño en Antioquia y Majagual en Sucre.

Para llegar a ese punto crítico, estimada María José, hay que recordar que en los documentos que sustentan la obra comprende la desviación temporal del río Cauca, en su margen derecha, que consiste en dos túneles que serían taponados una vez concluyeran los trabajos de construcción de la presa; el vertedero para la evacuación de crecientes, el cual es de tipo canal abierto, controlado por cinco compuertas, y el túnel de descarga intermedia, que es para el control del llenado del embalse y garantizar, en cualquier eventualidad, la descarga aguas abajo de la presa, que está calculada en un caudal mínimo exigido por la autoridad ambiental de 21 metros cúbicos por segundo.- Todo aquello se lo tuvo que aprender para explicarle mejor las cosas a su pequeña cada vez más inquieta, cada vez más curiosa.

En aquel cañón en donde se construye la fabulosa obra, también se ha sembrado durante los últimos años, una particular semilla jamás vista en la zona, compuesta por miles de millones de pesos, cuya primera cosecha se pensaba recoger antes de concluir este 2018, derivada de lo producido por la primera unidad que debería comenzar actividades el mes de diciembre que llega, pero como se ha dicho en esta crónica, primero hay que coger el caballo para luego ensillarlo, y por lo poco que conozco de bestias, todavía la silla debe mantenerse en el suelo.

Hace poco uno de los ingenieros que sabe lo que hay en juego en lo que ya se volvió lenguaje común para decir la casa de máquinas, la describió así: Allí se alojan ocho unidades de 300 megavatios de potencia nominal cada una, con turbinas tipo Francis; generadores sincrónicos de eje vertical; equipos auxiliares electromecánicos y de control; sala de control; sala de montaje, y edificios de oficinas.- Todo ello equivale a tener el edificio inteligente de las Empresas Públicas de Medellín, ese que está situado en el sector de la Alpujarra, enterrado bajo tierra.

Aguas arriba de ella se localiza la caverna de transformadores que aloja bancos de tres transformadores monofásicos por grupo y, aguas abajo, dos cavernas de almenaras, una para cada cuatro unidades, que mediante sendos túneles de descarga retornan el agua al río Cauca en unos 1.400 metros por segundo aguas abajo de las captaciones. Cada unidad de generación es alimentada por un túnel de conducción, que se inicia en una excavación sobre la margen derecha, en donde se ubica el conjunto de las ocho captaciones. Los túneles están provistos de compuertas de cierre, instaladas en pozos verticales cercanos a las captaciones.- Complementan el proyecto otras obras asociadas, como el túnel de acceso a la casa de máquinas, el túnel de ventilación y salida de emergencia, los pozos de aireación de las almenaras y de extracción de humos, así como obras de infraestructura: vías de acceso, campamentos, línea de transmisión y subestación de construcción.

Me preguntas ¿quién fue el sabio que tomó la más dura decisión para que en el momento de mayor riesgo se le dijera a las aguas del voluntarioso río Cauca que tomaran por la senda de la casa de máquinas y salvar con ello más de ciento veinte mil almas? Pues te diré, mi pequeña María José, que fueron esas mismas aguas y nadie más, lo demás son fábulas e invenciones propias de quienes pretenden figurar, como las que ahora nos montan con una serie de disquisiciones, investigaciones exhaustivas, causas – raíz y otros embelecos, mientras tú todavía mantienes viva la fe del carbonero y puestas las esperanzas, no ya en ver tu arbolito de Navidad encendido justo días antes de tu cumpleaños, sino dentro de tres diciembres, y que sea lo que Dios quiera.

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