No existen fórmulas generales, hay expertos que dicen que uno siempre debe ahorrar al menos el 
10% de los ingresos, otros dicen que se debe tener fuentes alternativas de ingresos, otros dicen 
que se debe hacer inversiones a largo plazo, otros dicen que se debe crear empresa, y miles y miles 
de propuestas.
LA CALLE LO DICE / [email protected]
Carlos Andrés Echavarría Blandón
Ingeniero Civil Universidad Nacional
Alto Consultor Empresarial Antioqueño
Miembro H. Consejo de Exaltación Orden Cívica
Integrante Escuela del Buen Vecino EBV
[email protected]
Desde que el hombre comenzó a realizar intercambios de productos, se creó un medio para 
facilitar ese proceso que fue evolucionando hasta el dinero. El objetivo de toda empresa 
con todas las alternativas y estrategias posibles es hacer que ese dinero 
llegue a ellos obteniendo rentabilidad en su proceso.
Desde entonces, todas las empresas cuentan con grandes departamentos de mercadeo a fin 
de perfilar a los consumidores, buscar mercados objetivos y crear necesidades en las personas  
con la pretensión de cubrirlas y dar valor agregado de autosatisfacción con la adquisición de 
ese producto en específico.
El principal recurso con el cual cuentan es el constante bombardeo publicitario de productos 
y servicios encaminados a que el consumidor tome la decisión hacia obtener una recompensa, 
aunque sea temporal, basado en esos nuevos bienes que no solo representa vender productos, 
se venden marcas, estatus y hasta emociones. Es de esa manera como se vende productos como un automóvil Ferrari que puede 
costar miles de millones de pesos. Ahora por la pandemia del covid la marca de modas Louis 
Vuitton pueda ofrecer tapabocas por la módica suma de 1.680 dólares la unidad. El mercado de 
esas marcas está enfocado a crear en el cliente un estatus de superioridad sobre las demás 
personas.
Hoy más que nunca, la gran mayoría de los consumidores tienen los recursos limitados, así que antes de efectuar 
cualquier compra primero se deberían formular las siguientes preguntas:
        
 ¿Realmente lo necesito?
Aunque parezca obvia, la gran mayoría de las compras se realizan mediante impulsos 
momentáneos, se observa un comercial de gaseosas y se va directamente a la tienda por una, se 
pasa por el frente de un restaurante y el olor o la imagen lleva a ingresar al sitio, se observa por 
televisión una camisa que lleva un artista y muchos quieren lucir igual, se ve un vehículo nuevo en 
la casa del vecino y ya se quiere cambiar de auto. Todos esos impulsos son promovidos pos  
los departamentos de mercadeo, ellos crean ambientes psicológicos que conducen a buscar la satisfacción, 
son en la mayoría necesidades creadas. Así gastos impulsivos de menores cuantías, 
compra de un café de marca, un agua mineral, un pastel o una caja de goma de mascar, son 
llamados gastos hormiga porque no lo evidenciamos al ser sumas muy pequeñas, 
al fin de mes llega la pregunta, ¿en dónde me gasté el dinero?.
Otros gastos son también impulsivos aunque ofrezcan oportunidad de inversión. 
A manera de ejemplo, una mujer va por la calle y ve en la vitrina un par de zapatos, se enamora 
de ellos y se dice “los tengo que comprar" sin recapacitar que tiene otros 20 pares en la casa, o tendrá como excusa 
que no los tiene en ese color.
De la primera pregunta se podría desprender esta segunda: ¿Qué pasa si lo compro? 
Lo que debiera ser una profunda reflexión desde la situación económica personal, la respuesta es de oportunidad y de disponer 
de medio de pago, lo que lleva a indagar de inmediato,  
¿tengo el efectivo para comprarlo?, ¿tendré que endeudarme para pagar?, pero finalmente juega el  
punto de vista emocional el autoafirmación de darse ese lujo, aunque deba  
apretarse un poco, entonces no habra campo para preguntarse ¿Qué beneficio obtengo al comprarlo?, y muy poco espacio queda para preguntar 
por el futuro cercano: ¿a qué tendré que renunciar si lo compro?.
A la pregunta, ¿Qué pasa si no lo compro?
La pregunta más inteligente de todas, ¿qué beneficio perdería por no comprarlo?, ¿cómo se afecta 
mi existencia de no adquirir ese producto?, allí es donde se debe ser sensato al recordar que se tiene suficientes zapatos.
 
Concluimos entonces que no existen fórmulas generales, hay expertos que dicen que uno siempre debe ahorrar al menos el 
10% de los ingresos, otros dicen que se debe tener fuentes alternativas de ingresos, otros dicen 
que se debe hacer inversiones a largo plazo, otros dicen que se debe crear empresa, y miles y miles 
de propuestas. Pero cada persona es única, cada situación particular requiere de medidas 
particulares, por eso recomiendo en éste post siempre  
hacerse esas tres preguntan desde su interior antes de comprar un bien o servicio,  
buscar la mejor respuesta a sus necesidades para lograr la mejor balanza personal 
entre consumo y ahorro. CAEB
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