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Lucena Quevedo * ESPECIAL FOROCHAT.COM.CO

Ciudad de Valledupar, 30.01.2023. Colombia y el mundo del vallenato, llora la muerte del maestro Adolfo Pacheco, uno de los últimos juglares del folclor del Valle de Upar al lado de los que todavía le sobreviven: El maestro Alfredo Gutiérrez, y el cantautor Iván Villazón.

El intérprete del clásico ‘La hamaca grande’ que se convirtió en sinfonía universal gracias al intérprete Carlos Vives con sus clásicos de la provincia que se impuso en los cinco continentes, también es autor de otros clásicos innumerables, temas que han sido replicados por otros intérpretes y orquestas sinfónicas norteamericanas y europeas.

El maestro, de 82 años, es velado en Colombia, y su música es objeto de crónicas radiales y periodísticas en diversas naciones que disfrutan el vallenato como género amparado por la UNESCO como patrimonio de la humanidad.

Vida y obra del maestro Adolfo Pacheco

Adolfo Pacheco Anillo fue un juglar vallenato nacido en la población de San Jacinto, Bolívar, al norte de Colombia, el 8 de agosto de 1940, es definido como músico sabanero, precisamente porque su vida artística se desarrolló en el interior, no de cara al mar como ocurre con los de la península de la Guajira y los de las ciudades de la costa atlántica como Cartagena, Santa Marta y Barranquilla.

Su madre lo bautizó con influencia alemana, debido a que la radio jugaba mucha influencia para la época. Su bisabuelo de apellido Pacheco, de origen ocañero, llegó a San Jacinto en 1850. Él le daría al maestro la herencia ancestral que le permitió hacer de sus composiciones una verdadera y profunda leyenda que recogió la vida del campo y sus azares.

El juglar desde muy niño con las influencias de su abuelo Laureano Antonio Pacheco, tocador de gaita y tambor, empezó a mostrar sus dotes de compositor y el primer verso que hizo a los 6 años, es un canto indio en ritmo de puya “Mazamorrita cruda”. Este no sería más que el comienzo de una fascinación por narrar en sones, puyas, paseos, cumbias y merengues, las vivencias del sabanero mayor, como también es conocido el juglar.

Sin embargo, Adolfo, quien cursó su bachillerato en el colegio Fernández Baena en Cartagena, logró echar mano de su formación y componer utilizando figuras literarias como el símil y la metáfora, a diferencia de algunos de los compositores de la música de acordeón que lo hacen de manera espontánea y sin más pudor que el que la mente les permitiera. Su Padre no estuvo de acuerdo al principio, asociaba la música con el consumo de alcohol, por lo que insistió para que el joven sabanero ingresara a la universidad, de la cual finalmente se gradúa como abogado en la universidad de Cartagena cuando ya gozaba de la fama de ser el compositor de canciones como “el viejo miguel” “el mochuelo” y la que lo internacionalizó “la Hamaca grande”. Todo aquello sucedió después de un fugaz paso por la ingeniería civil en Bogotá, que le dejarían las clases de guitarra como recuerdo perenne de su paso por la capital, de la que regresó cuando la situación económica de la familia le impidió continuar.

* Promotora del Movimiento Universal del Vallenato.

Escenario recoge noticias, vida y obra de los más destacados cultores de la música colombiana y mundial. Sus aportes y colaboraciones pueden ser dirigidos a nuestro correo [email protected]

ESCENARIO rinde homenaje al maestro y jugar del vallenato universal, Adolfo Pacheco. El mundo llora su partida y su música resuena en el firmamento mundial. Imagen cortesía eluniversal.com.co