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"Recibeme en tu inmenso ser mi Dios, estoy a tus pies rendido como manso siervo".
La Calle Lo Dice, da la bienvenida a Jonathan Stiven Cano
Aspirante a Instructor Voluntario IVOL
[email protected]
Imagen de animación cortesía portal prensalibre.com
Te escribo a ti mi señor, mi diocito lindo:
Anoche hablé contigo mi señor, y mi vida que había sido de mero sufrimiento, estrés, y ansiedad en este encierro, depronto todo se ha vuelto tan normal. Te escuche decirme que siempre me has querido, que me has tenido paciencia; y con cada una de tus palabras, me he sentido liberado de ese mundo de afuera que me esclavizaba y me atormentaba.
Sentí que tus palabras me traspasaban, sentí un sudor de fiebre suave, sentí que me bañaste con tu manantial fresco de amor y tranquilidad, sentí que tu mano me tocó, y tu manto me arropó. Me olvide de esa amenaza del virus que asusta a toda la gente, que hace de los días mero suplicio, y de la noche un mundo oscuro y cruel. En tu presencia señor no hay miedo, solo resplandor, belleza y gran amor.
Al estar contigo mi diocito, es ya que desaparece todo miedo, toda sugestión de sentir mi pecho presionado y caliente, desaparece toda esa inseguridad y temor, porque tu todo lo puedes, es tu apasionante presencia en mi vida mi Dios; gracias a ti, he vuelto a respirar con la inocencia de un niño, dejándome llevar por tu camino donde no existe tristeza ni dolor.
Si, y gracias a ti mi señor, he aprendido a perdonarme mis errores, a volver la mirada hacia mi madre y hermanitos, a no olvidar la ausencia de mi padre, perdonando a los violentos que injustamente me lo arrebataron. Por ti mi señor, he aprendido a valorar el alimento de mi casa, a escuchar y disfrutar el canto de mi hermanita Camila, a no ser prisionero del celular ni de las redes, y a compartir cada vez la compañía cariñosa de mi hermanito Fabian Andres, mientras comparte sus risas en cada partida de ajedrez.
Por medio de esta carta mi diocito lindo, que pido que la publique forochat.com.co quiero que la recibas poniendo a la gente como testigo. Las ves, son sencillas y humildes palabras salidas de este corazón que solo es tuyo, porque has tenido la sobrada caridad para salvar mi alma, me respondiste con esa celestial sonrisa para inundarme de tu alegría en medio de este mundo falso, ruidoso, y agresivo; ese mismo ambiente sucio y egoísta que me mantenía dominado, sometido, en esa prisión del placer desmedido, donde el lenguaje del amor solo sonaba involucrado con ruido de trap, mi perdición de depender de los cigarros y el alcohol, el vivir involucrado en las vueltas de mis parceros, y de aquí para allá en una moto sin rumbo claro ni seguro.
Recibe pues mi diocito este mensaje en estos días de vida de viejito. Sabelo que es puro sentimiento inundado de paz interior, porque es este mi encierro que salva, es este mi mar de reflexión, la verdadera tribuna desde la que se mira y comprende tu bondad universal, aquella que me libra de tantas cosas materiales que empobrecían mi ser. Si mi señor Dios, tuve que encontrarme cara a cara contigo para darme cuenta que escapaba a mi realidad por un hondo y oscuro precipicio. Hoy me he dado cuenta de mi torpeza, ingratitud e ignorancia, recuerdo que siempre te oraba solo para pedirte que mi salario fuera más. Hoy ante ti, me doy cuenta que el vicio acompañado del maldito habito de la esquina y la noche de farra, la mala manía de comprar camisas y tenis de marca que no necesitaba, la vanidad de ir al barbero seguido, el vivir en el estadio endiosando a un equipo ofendiéndote a vos, el ser un simple esclavo de mi pareja, todas esas cosas que jamás me permitía ver todo lo que realmente ganaba. Gracias a ti diocito, hoy soy consciente que me has dado un empleo, con unos pagos que debo administrar porque soy una empresa y, soy un privilegiado, y tu inmensa caridad, me obliga a dar frutos para mi verdadera familia, mi amado señor.
Es el momento te pido que el resto de vida me alcance para darte gracias mi señor por esta sacudida que me ha despertado por estar dormido despierto. Porque he vuelto a respirar, a escuchar el mínimo sonido en mi cuarto, a darme cuenta que a mi madrecita ya le salieron canas, a leer los buenos textos que ya estaban sepultados en el polvo de mi repisa, y a orar como cuando era chiquito. ¿Y me has visto sonrojarme de vergüenza cierto?, te cuento que es porque me siento un ser nuevo cuando ante ti he derramado lagrimas, al contarte las cosas prohibidas en las que he caído, y te he sentido tan cerca de mi, si, siento que vuelo en las nubes cuando me aceptas con ese amor del tamaño del mar azul, cuando me transformas en un ser sensible, cuando me recuerdas que soy frágil y me sanas. Sé que no te puedo defraudar, porque cuando la tempestad pase afuera, yo seré testimonio de una vida nueva mi diocito lindo.
Bendíceme mi único señor, lléname de tu luz, enjuagame para siempre de tu amor, porque ya estoy listo para ser testimonio bondadoso ante mi madre y hermanitos. Y fortaleceme, blindame, protegeme, para que cuando vuelva afuera, actué siempre con discernimiento para ser luz, distinguiendo a quienes transitan por el camino del mundo, para acercarme a los sabios, y tener la voluntad y el carácter de alejarme de los tóxicos.
Ante tu inmenso ser mi Dios, estoy a tus pies rendido como manso siervo. Solo soy tu esclavo diocito de mi vida, mi ser supremo. Pasión, lealtad y amor por siempre mi padre y señor. JSC
La Calle Lo Dice, es un espacio abierto a nuestros jóvenes lectores con sus escritos a: [email protected] También es espacio para los aspirantes a Instructores Voluntarios IVOL, que aportan desde la Escuela del Buen Vecino a la construcción de Sociedad Civil. Las cartas recibidas se someten a los criterios de consideración para ser publicadas en el portal forochat.com.co
Anoche hablé contigo mi señor, y mi vida que había sido de mero sufrimiento, estrés, y ansiedad en este encierro, depronto todo se ha vuelto tan normal. Te escuche decirme que siempre me has querido, que me has tenido paciencia; y con cada una de tus palabras, me he sentido liberado de ese mundo de afuera que me esclavizaba y me atormentaba.
Sentí que tus palabras me traspasaban, sentí un sudor de fiebre suave, sentí que me bañaste con tu manantial fresco de amor y tranquilidad, sentí que tu mano me tocó, y tu manto me arropó. Me olvide de esa amenaza del virus que asusta a toda la gente, que hace de los días mero suplicio, y de la noche un mundo oscuro y cruel. En tu presencia señor no hay miedo, solo resplandor, belleza y gran amor.
Al estar contigo mi diocito, es ya que desaparece todo miedo, toda sugestión de sentir mi pecho presionado y caliente, desaparece toda esa inseguridad y temor, porque tu todo lo puedes, es tu apasionante presencia en mi vida mi Dios; gracias a ti, he vuelto a respirar con la inocencia de un niño, dejándome llevar por tu camino donde no existe tristeza ni dolor.
Si, y gracias a ti mi señor, he aprendido a perdonarme mis errores, a volver la mirada hacia mi madre y hermanitos, a no olvidar la ausencia de mi padre, perdonando a los violentos que injustamente me lo arrebataron. Por ti mi señor, he aprendido a valorar el alimento de mi casa, a escuchar y disfrutar el canto de mi hermanita Camila, a no ser prisionero del celular ni de las redes, y a compartir cada vez la compañía cariñosa de mi hermanito Fabian Andres, mientras comparte sus risas en cada partida de ajedrez.
Por medio de esta carta mi diocito lindo, que pido que la publique forochat.com.co quiero que la recibas poniendo a la gente como testigo. Las ves, son sencillas y humildes palabras salidas de este corazón que solo es tuyo, porque has tenido la sobrada caridad para salvar mi alma, me respondiste con esa celestial sonrisa para inundarme de tu alegría en medio de este mundo falso, ruidoso, y agresivo; ese mismo ambiente sucio y egoísta que me mantenía dominado, sometido, en esa prisión del placer desmedido, donde el lenguaje del amor solo sonaba involucrado con ruido de trap, mi perdición de depender de los cigarros y el alcohol, el vivir involucrado en las vueltas de mis parceros, y de aquí para allá en una moto sin rumbo claro ni seguro.
Recibe pues mi diocito este mensaje en estos días de vida de viejito. Sabelo que es puro sentimiento inundado de paz interior, porque es este mi encierro que salva, es este mi mar de reflexión, la verdadera tribuna desde la que se mira y comprende tu bondad universal, aquella que me libra de tantas cosas materiales que empobrecían mi ser. Si mi señor Dios, tuve que encontrarme cara a cara contigo para darme cuenta que escapaba a mi realidad por un hondo y oscuro precipicio. Hoy me he dado cuenta de mi torpeza, ingratitud e ignorancia, recuerdo que siempre te oraba solo para pedirte que mi salario fuera más. Hoy ante ti, me doy cuenta que el vicio acompañado del maldito habito de la esquina y la noche de farra, la mala manía de comprar camisas y tenis de marca que no necesitaba, la vanidad de ir al barbero seguido, el vivir en el estadio endiosando a un equipo ofendiéndote a vos, el ser un simple esclavo de mi pareja, todas esas cosas que jamás me permitía ver todo lo que realmente ganaba. Gracias a ti diocito, hoy soy consciente que me has dado un empleo, con unos pagos que debo administrar porque soy una empresa y, soy un privilegiado, y tu inmensa caridad, me obliga a dar frutos para mi verdadera familia, mi amado señor.
Es el momento te pido que el resto de vida me alcance para darte gracias mi señor por esta sacudida que me ha despertado por estar dormido despierto. Porque he vuelto a respirar, a escuchar el mínimo sonido en mi cuarto, a darme cuenta que a mi madrecita ya le salieron canas, a leer los buenos textos que ya estaban sepultados en el polvo de mi repisa, y a orar como cuando era chiquito. ¿Y me has visto sonrojarme de vergüenza cierto?, te cuento que es porque me siento un ser nuevo cuando ante ti he derramado lagrimas, al contarte las cosas prohibidas en las que he caído, y te he sentido tan cerca de mi, si, siento que vuelo en las nubes cuando me aceptas con ese amor del tamaño del mar azul, cuando me transformas en un ser sensible, cuando me recuerdas que soy frágil y me sanas. Sé que no te puedo defraudar, porque cuando la tempestad pase afuera, yo seré testimonio de una vida nueva mi diocito lindo.
Bendíceme mi único señor, lléname de tu luz, enjuagame para siempre de tu amor, porque ya estoy listo para ser testimonio bondadoso ante mi madre y hermanitos. Y fortaleceme, blindame, protegeme, para que cuando vuelva afuera, actué siempre con discernimiento para ser luz, distinguiendo a quienes transitan por el camino del mundo, para acercarme a los sabios, y tener la voluntad y el carácter de alejarme de los tóxicos.
Ante tu inmenso ser mi Dios, estoy a tus pies rendido como manso siervo. Solo soy tu esclavo diocito de mi vida, mi ser supremo. Pasión, lealtad y amor por siempre mi padre y señor. JSC
La Calle Lo Dice, es un espacio abierto a nuestros jóvenes lectores con sus escritos a: [email protected] También es espacio para los aspirantes a Instructores Voluntarios IVOL, que aportan desde la Escuela del Buen Vecino a la construcción de Sociedad Civil. Las cartas recibidas se someten a los criterios de consideración para ser publicadas en el portal forochat.com.co
Publicamos en La Calle Lo Dice, carta a Dios en confinamiento de nuestro lector Jonathan Stiven Cano. Imagen cortesía peregrina777.blogspot.com
