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¿CÓMO PODEMOS CONSTRUIR LA BUENA VECINDAD?

Una reflexión Vecinal compartida por Andrés David Pineda
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Todo lo que había logrado saber después de la espontanea conversación con dos viejos vecinos sobre la historia del barrio Llanaditas, fue la referencia que me hicieron sobre ocho letras que hablaban por si mismas de lo que representa el pasado del sector. “Es que la gente de Medellín, nos apreciaban desde cualquier lugar con solo identificar a lo lejos, allá incrustado en lo más alto de la montaña, un letrero que decía: coltejer” – eso fue lo que me aseguró uno de los fundadores de la Junta de Acción Comunal. Luego de una pormenorizada visita a la biblioteca de la Ladera, pude verificar la veracidad de ese dato histórico.
Hoy como contraste, en razón de la desordenada y desbordada urbanización de la montaña, somos nosotros los que observamos extasiados desde lo más alto del centro oriente a todas las comunas, barrios, sectores y recovecos de la ciudad. Ya la gente a nosotros no nos alcanza a identificar en razón de la atareada construcción a la manera de un pesebre. Resulta especialmente crítico: hoy somos muchos más, al tiempo que somos mucho más invisibles al resto de la capital antioqueña.

Yo vivo con mi madre en Golondrinas, mucho más arriba de lo que en el pasado representaba icónicamente el letrero coltejer. Aquí llegamos a defender nuestro derecho a construir un proyecto de vida, dejando atrás los malos recuerdos de la victimización que nos tocó padecer en una de tantas regiones de nuestra Antioquia. Entendí que debemos ser país y construir territorio para la armonía social, el progreso con inclusión y la defensa de un ambiente sano, todo lo cual compromete de alma y corazón la consecución de espacios integrales de vida hacia el respeto por la diferencia, la tolerancia, la solidaridad, así como la construcción de oportunidades materiales que aporten a una existencia de mayor calidad para nuestra comunidad.

Desde que asumí como Vicepresidente de la Fundación Social Colima Oficial, comprendí muy rápidamente que no hay que esperar a cumplir edad ni formación académica para servir, y servir bien. En la familia colimeña siempre he defendido mi sueño de hombre público, el de la construcción de la Buena Vecindad como cultura de civilidad entre niños y jóvenes para bien de nuestro entorno barrial; el mismo que representa un país pequeño en todas sus realidades y contradicciones. Es que desde aquí se puede tomar el pulso a la ausencia de Estado y la presencia masiva de las minorías en un entorno de marginalidad estratificadora. Desde lo más alto de Golondrinas, verificamos el creciente y preocupante tema de contaminación del aire y la alarmante irregularidad auditiva que vive nuestra Medellín. Y es la periferia la fiel testigo de la triste lógica social, la caja de resonancia de muchos éxodos del campo a la ciudad, al igual que la masiva presencia de nuestros hermanos venezolanos refugiados en la sinfonía de la precariedad.

Estas reflexiones que hoy comparto, me conduce a hablarles de PAZAPORTE: mi apuesta local y focalizada de los aspectos más críticos de nuestra población infantil y juvenil tan urgida de civilidad, valores de familia, protocolos de cuidado responsable del ambiente, así como el pacto urgente por la fe y la fraternidad. Este proceso ha venido despegando desde la imperfecta sociedad civil, y todo se ha venido facilitando con mi papel de facilitador en representación del municipio de Medellín, ejecutando actividades pedagógicas que ha demostrado a la fecha un renacer de talentos, sentimientos que proyecta nuevos liderazgos y fortalece el tejido social. Con epicentro en el ecoparque, estamos desarrollando la agenda de inclusión socio cultural como política de la administración municipal.
En Golondrinas, con los niños, jóvenes y sus respectivas familias dinamizadoras, avanzamos de la mano de la Asociación de Scout Mundial Independiente liderada por hombres sabios, eruditos, carismáticos, honrados y comprometidos con un nuevo país desde la vecindad. Es impresionante el conocimiento, la sensibilidad y el compromiso con la agenda ambiental del escultismo. Han llegado líderes scout como don Carlos Uribe, Jaime Duque, y el jefe Ikki, que han motivado sueños con su patrulla lobo y han sembrado semillas fraternales en un campamento piloto por la sostenibilidad ambiental. Nuestra meta compartida con el populoso caserío, es la de irradiar respeto y protección al lecho de las quebradas, incorporar practicas correctas con la manipulación y destino de las basuras, disminuir la contaminación auditiva, así como abstenerse de invadir territorio verde. Los Scout representan además autoridad. Ellos cuando hablan, cuando actúan, cuando enseñan su lúdica, nos conectan con el universo de la vida, de la humildad con la que el hombre debe presentarse ante la madre naturaleza. Hoy más que nunca me vengo nutriendo de amor por el principal referente de ciudad: el río Medellín. Con la doctrina scout lo he venido consiguiendo, porque en su universo representan la doctrina de la vida en armonía con el cosmos. Es gracias a ellos que en el atardecer contemplo con mayor claridad desde lo más alto de esta montaña, ese hilo de agua color crema que se ve circundar la ciudad de sur a norte. No seré inferior al trascendental compromiso de crear conciencia de lo que representa el río para la ciudad, de la urgencia de recuperar sus afluentes mediante la pedagogía y acción recicladora y reutilizadora, y esa labor hay que intensificarla con el Colectivo Retomarte liderado por Wild Alex, Arley Berrio Arroyave, Dayiwon, Nancy Ramirez, Andres Torres, Diego Alexander Gonzalez, Yeny Muñoz, así como la intervención decidida en los colegios Camino de Paz, Luis Carlos Galan, y Joaquin Vallejo. Despertar mentes y activar corazones, implica salir de la zona de confort, de la falsa creencia de hacer la tarea con solo instalar canecas para el reciclaje sin activar todo el proceso tendiente a formar conciencia ambiental sostenible.
Gracias a la legitimadora gestión de nuestra Acción Comunal Golondrinas y los scout, hemos aprendido hasta ahora, que de nada sirve lo material si no volvemos a los valores tan caros para la humanidad en crisis: Dios, hogar y patria, los mismos que representa el legado de los antepasados y la razón de nuestra existencia. Ser patriótico es igual a ser cívico, a vivir en público y en privado la legalidad, a ser incondicionalmente solidario. En cuanto a los valores familiares: la armonía plena, el respeto sin discriminar, la obediencia a las reglas del buen vivir y del buen hacer; el sentir fraternal. Mantener muy claro en nuestras vidas, que Dios es amor, es fe, es humanismo. Reflexiones desde la vecindad Golondrinas en Medellìn, Colombia para forochat.com.co

El dinamizador de la alcaldía de Medellín, líder juvenil Andres David Pineda, comparte sus reflexiones vecinales de ciudad. Imagen Cadena SER