SOBRE LA SOLEDAD

La soledad puede ser vista tanto como un hecho verificable ante la situación fáctica de que una persona se encuentre sola, como cuando alguien vive en solitario en una casa o algún terruño, pudiendo tratarse de alguien que así vive por su soltería, su viudez o el abandono por su familia o sus hijos. Pero la soledad también puede consistir en un sentimiento en el alma, como la situación, cada vez mayor, de que muchas personas se sienten solas o abandonadas aunque vivan y convivan con una o más personas, familiares incluso, ante la indiferencia, el silencio o la displicencia de quienes son, supuestamente, sus allegados, por lo que es común que muchas personas se sientan solas pero acompañadas.

En las sociedades capitalistas, especialmente en el primer mundo, como en Europa y Norteamérica, el crudo y radical individualismo ha provocado que los ancianos sean confinados a ancianatos y asilos, donde la situación de la soledad es administrada por terapeutas, trabajadores sociales y administradores de los hospicios. El individualismo y el consumismo provocan a su vez que los hijos mantengan su vida y su tiempo ocupados en el estudio, la diversión, la televisión y los ordenadores, provocando la sensación y el estado de soledad de sus abuelos y padres; al paso que los padres bien pueden mantenerse plenamente ocupados en sus ocupaciones, provocando también la sensación y el estado de soledad entre sus hijos, creyendo poder substituir tal soledad con cursos de formación de todo tipo, o con regalos y aparatos, suntuosos incluso.

Pero también hay quienes con sabiduría buscan o sacan partido de la soledad. Los primeros en hacerlo de manera generalizada, fueron muchos de los primeros cristianos en los primeros siglos del catolicismo, en que ascetas, anacoretas, eremitas, monjes y los padres del desierto, se confinaron en monasterios y conventos retirados de las ciudades, para vivir en soledad y poder llevar una vida de oración, y elevar así su alma a Dios. Creo que todos necesitamos de una dosis de soledad, tanto como de una dosis de silencio, no sólo para encontrar, hallar y conversar con Dios, sino para encontrarnos a nosotros mismos, ante los acelaradísimos ritmos de las actuales sociedades postindustriales, informáticas y del espectáculo, que se apropian ilegítima y patológicamente de nuestros sentidos, de nuestra humanidad, y de nuestra mente, alma y espíritu.

LOS GRANDES PERSONAJES DE LA HISTORIA, NOS HAN DEJADO SUS FRASES SOBRE LA SOLEDAD
Amor, cuántos caminos hasta llegar a un beso, ¡qué soledad errante hasta tu compañía. Pablo Neruda.
La soledad es muy hermosa... cuando se tiene alguien a quien decírselo. Gustavo Adolfo Bécquer.
El hombre grande es aquel que en medio de las muchedumbres mantiene, con perfecta dulzura, la independencia de la soledad. Emerson.
El hombre que quiere contemplar frente a frente la gloria de Dios en la tierra, debe contemplar esta gloria en la soledad. Edgar Allan Poe.