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Se silencia la libertad

No puede ser más triste, para una democracia, que el cierre de un medio de comunicación. La libertad de prensa, es un principio, fundamento y origen de nuestras democracias occidentales, por tanto, son una columna vertebral, de nuestra estructura de Estado y más aun de nuestra conformación social y civil.

JUAN DIEGO BARRERA ARIAS
Abogado Universidad de Antioquia
Barrera Arias Abogados & Asesores
[email protected]

Si bien el país se centra en una discusión totalmente ajena de mi columna, no puede pasar por desapercibido, la situación crítica del medio de prensa de más de 40 años denominado El Mundo en el Departamento de Antioquia.

En primer lugar, un abrazo y buenos deseos para quienes son parte de la casa editorial El Mundo y valga connotar que el cierre de su sala de redacción, es un duro golpe no sólo la libertad de prensa de pensamiento y conciencia, sino también a la libertad que se predica en un Estado social y democrático de derecho cómo lo es el Estado colombiano; un golpe a la libertad de conciencia y pensamiento de todos los colombianos.

En momentos de gran algidez política, en momentos de insensatez, en momentos de pesca en río revuelto, en momentos de luchas y pugnas políticas, en momentos de inestabilidad constitucional, en momentos y estadios de deriva, en momentos de calenturas ideológicas, la pérdida de la crítica, la pérdida de una voz ajena, la pérdida de miradas objetivas, la pérdida de la opinión, es para nuestra sociedad democrática un desvanecimiento a los principios que como ciudadanía y como sociedad plasmamos en nuestra Constitución.
No puede ser más triste, para una democracia, que el cierre de un medio de comunicación. La libertad de prensa, es un principio, fundamento y origen de nuestras democracias occidentales, por tanto, son una columna vertebral, de nuestra estructura de Estado y más aun de nuestra conformación social y civil.

En una sociedad de redes sociales donde la información puede ser generada por cualquiera, dónde la información pasa de mano en mano, en una sociedad de inmediatez en la información, de clics, de replicar, de compartir sin el más mínimo rigor; los medios de comunicación no son sólo un derecho constitucional, sino que también son una obligación de nuestra sociedad. El rigor periodístico, la investigación concienzuda y la verdad, son un derecho de imperativo público, son un derecho irrenunciable y son la garantía del acceso a la información, de la información de calidad, de la información que construye, de la información que cimienta y fortalece la ciudadanía, de la información qué es fuente de ideas, de la información que contrarresta el poder del Estado.

Cómo es de saberse la pandemia demuestra su poder desaforado y cada día con ello demuestra las consecuencias en el campo constitucional y de derechos. No sólo son los ciudadanos, como personas naturales, los únicos que ven como cada día hay una vulneración continua de sus derechos, situación derivada no únicamente de la pandemia en sí misma, sino también de las medidas para contenerla. Pero también son las empresas, y en este caso una Casa Editorial qué representa la libertad de prensa, quién debe afrontar la dura crisis económica derivada de esta situación. No podemos negar que cada derecho vulnerado es una muestra de nuestra falta de Estado, de nuestra falta de conciencia y de civilidad, y que Colombia se encuentra en uno de sus más grandes retos en sus 210 años de historia.

Hoy sea este pequeño escrito una reflexión no sólo de lo que significa la libertad de prensa en nuestro contexto constitucional; sino que sea una reflexión para una sociedad que todos los días en su contexto político sólo atiende el deseo visceral de generar odio, estigmatización y polarización. El debate sin sentido, el señalamiento sin pruebas, las tendencias odiosas, son solo la muestra que la libertad de prensa que realizan los medios de comunicación son urgentes, importantes e irrenunciables. Que la prensa que se acalla, por cualquier motivo, es una pérdida irrecuperable para los dogmas predicados de nuestra civilidad y sólo la responsabilidad que cada uno como ciudadanos tengamos al momento de asumir la información, será el aliciente ante tal pérdida.

No queda más que decir, que, en momentos de tanta efervescencia política e ideológica, un llamado a la cabeza fría y a la sensatez es más que necesario, y claro está, toda la solidaridad para quienes durante más de 40 años llevaron consigo el valor de la libertad de pensamiento, conciencia y prensa en la Casa Editorial el Mundo de Medellín.

Juan Diego Barrera Arias es jurista de la reconocida firma Barrera Arias Abogados & Asesores. Abogado de la Universidad de Antioquia, es innovador pedagógico, como Director Canal Youtube, La Nota Jurídica. Hace parte del Grupo Consultor de la Escuela del Buen Vecino en la SAI.

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En Escuela del Buen Vecino, el reconocido jurista doctor Juan diego Barrera Arias, y su oportuna reflexión sobre el servicio de la prensa a la democracia. Imagen cortesía m.elpais.com.co