Vicky, ¿la de la vieja ola?

El sofisma de la Colombia de la paz, con música de guerra

La tropical Colombia no se cansa de sorprender. Vivimos en el eterno sofisma, en la entelequia, en la farsa como se dice en el mundillo de los políticos. Si algo nos caracteriza es la inconsecuencia, la incongruencia, la inconsistencia. A raíz de la muerte de la baladista Esperanza Acevedo Vicky, comenzamos a etiquetarla hipocritamente para resaltar su talento de compositora, de artista integral y autentica, lo cual desde luego no deja duda alguna. El problema es que seguimos amando mucho a los muertos, y con descara indiferencia con nuestros grandes hombres y mujeres en vida. En las estaciones radiales, poco o nada se escuchaba hasta hace unos días su música, extraordinario aporte a la ternura, a la tristeza, y al amor. Otro de los hechos, es enmarcar truculentamente su aporte al arte, como un tema en tiempo de pasado, cuando de manera despectiva s ehace referencia al ritmo de los sesentas y setentas. Mentira gigante, la letra, la interpretación, el carisma, la vida humilde y dedicación a los humildes de la inmortal Vicky, es el mejor aporte en tiempos de paz, para reaccionar a tiempo con tanto ruido que nos bombardea en emisoras con letras y sonidos estridentes y agresivos. Promover su inmensa creación artística en los niños y jóvenes de hoy, además de histórico acierto, es comenzar a construir en el lenguaje de la fraternidad, de la convivencia y de los sentimientos desde el arte que más llega al pueblo: La música. FZV17