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LA MARAVILLOSA CASA DE LA ARAÑA


MILDRED ESTEFANÍA ROLDÁN LÓPEZ
Escritora de relatos infantiles
[email protected]
En una empinada colina que se hallaba cerca de la comarca Insectus estaba la casa más hermosa que pudo haber existido, todos los animales al salir de sus hogares no podían evitar mirar hacia esa cima y contemplar el precioso lugar construido allí.
Era la maravillosa casa de la araña Rita, ella había dedicado toda su juventud arácnida a adornar su casa con fabulosos manteles de tela de araña, infinitas alfombras de tela de araña y magníficos cuadros de… tela de araña, todo en este lugar estaba construido con el mismo material, en la comarca se asombraban de como la araña Rita lograba hacer tantos adornos de una manera tan magistral. Cada uno de sus ocho ojos lo dedicaba a un lugar diferente de la casa, de modo que todo estaba perfectamente organizado y enredado a la medida, cada centímetro planeado, incluso el aire se infiltraba en la cantidad precisa, Rita lo tenía todo calculado. Sin embargo cada nuevo animalito que llegaba a residir en estas afueras de la ciudad, se preguntaba porque Rita nunca tenía visitas y porque nadie se animaba a entrar a semejante mansión, pero no tardaban en comprender que entrar a esta casa no era asunto fácil, todo quien lo intentaba terminaba enredado y envuelto en tela de araña.

Sus amigas la visitaban siempre desde la ventana, le llevaban ricos postres que quedaban enredados y casi nunca lograban traspasar las gruesas capas que daban a la cocina, pero a través de esas capas hablaban felices, era suficiente estar cerca de esta linda casa construida con gran esfuerzo para llenarse de lindas energías y respirar profundamente. Los casos más dramáticos pero los que a la vez divertían más a toda la comarca eran los de los pretendientes de la araña Rita, todos eternamente enamorados de esta hermosa araña hacían grandes hazañas para deslumbrarla y lograr entrar a su casa.

El gordo gusano se retorció en lindos movimientos durante tres días al frente de la casa de la araña hasta que ella sirvió el té y abrió sus puertas para que él entrara, lleno de emoción se abalanzó torpemente con su gigantesco cuerpo y comenzó con gran fuerza a dar vueltas y vueltas, no logró pasar de la puerta por más que lo intentó quedó atrapado, se fue triste y melancólico; el señor hormiga creyó que por su pequeño tamaño podría vadear las hileras pero al traspasar la puerta quedó enredado en el tapiz, tardó una semana en liberarse.

El saltamontes dio un gran salto por la ventana y a la cortina fue a parar, su amigo el grillo quiso ayudarle y quedaron ambos atrapados; el caballero lombrisudo comenzó a deslizarse lentamente por los suelos pero enrollado
quedó en la alfombra. Cuando el ciempiés quiso intentarlo todos sabían que fracasaría, uno a uno sus piecitos fueron quedando engarzados, casi toda la comarca tuvo que ir a ayudarle a salir, cada uno encargado de un pie.
Todas las esperanzas estaban puestas en el sabio mantis, era tan meditativo y llevaba gran tiempo realizando planos de la casa de la araña Rita para lograr vadear cada una de las hileras, todos expectantes veían la gran hazaña, este insecto sí sabía cómo moverse, con gran delicadeza traspasó el primer pasillo, logró llegar a la cocina y supo que lo había logrado, una gran sensación le atacó de repente , una alegría tan arrolladora que no pudo dejar de sonreír, con esta sonrisa su cara insectuda se alargó tan solo un milímetro, distancia suficiente para que los vellos de su rostro quedaran enganchados en una tela de araña, trató de conservar la calma y soltarse, pero cada vez se engarzaba más y más, todos supieron en ese momento que sería imposible que alguien más entrara allí.

Cierto día, llego un viajero a la comarca, acampó una noche en las afueras y al otro día en la mañana vio a la hermosa Rita tejiendo en el patio el tendero de la ropa arácnida, este viajero decidió quedarse un tiempo y retrasar su travesía, día tras día veía como esta hermosa araña tejía, la forma en que lo hacía, su genialidad y agilidad lo llenaban de magia y admiración, que araña tan interesante era esta.

Poco a poco empezó a acercarse hasta que un día decidió hablarle, construyó una hermosa rosa y cuando menos lo pensó estaba allí, tocó el radiante timbre, no bailó ni cantó ni le llevo una poesía, solo esperó siendo él mismo a que Rita saliese, cuando la araña salió y vio a este extraño parado allí afuera se sorprendió, pero sus múltiples ojos se iluminaron inmensamente cuando vio esa rosa que este ser tenía en sus patas, era una maravillosa rosa hecha de tela de araña, jamás había visto algo tan hermoso y perfectamente hecho, este ser que estaba frente a ella era también una araña. Para él fue increíblemente sencillo entrar a la maravillosa casa, toda su vida se había deslizado ágilmente por las telarañas; ella tejió un lindo jarrón para su rosa, él tejió muchas más y le hizo todo un ramo, cada día se reunían para hacer nuevas decoraciones, e incluso tejer un beso.

Que feliz fue la vida de estas dos arañas entregadas al arte, se admiraron siempre el uno al otro, creando, creciendo y amando. Dedicarse a lo que te apasiona necesita de gran esfuerzo y sacrificio, pero siempre llegarán personas que compartan contigo esa pasión y te valoren por lo que eres.

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