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Los vivos que hablaron para morir

"Que sea costumbre tan natural entre los humanos el que todo aquel que está a punto de viajar al otro mundo le de por hablar, por soltar la lengua, es el tema que nos pondrá en discordia, porque como bien lo expuso en el relato el influyente locutor de esa noche, no es lo más recomendable. A su parecer, nadie sabe si en el más allá podrá llegar a lamentarlo, por lo que entonces resulta más recomendable para uno, asegurarse antes de morir de callar para siempre; y sus razones resultan creíbles y de mucho peso". Valinor-19

JAIDER MONSALVE ARANDA Valinor-19
Alumno virtual escuela del Buen vecino EBV
Aspirante a Instructor Voluntario IVOL
[email protected]

Anoche a la media noche, mientras luchaba con mi almohada bregando a conciliar el sueño, pude por fin vencer la sudoración que caía como fríos riachuelos por mi cabello, mientras sentía esa misma agua febril como hormigueo por todos mis poros, en su fluir como lagunas hostigantes por las partes más nobles de mi cuerpo hasta inundar sin compasión mi sabana. Depronto, y en la insaciable búsqueda de algún distractor, sintonice en mi radio celular una voz sepulcral; ahí todo se detuvo de repente dentro y afuera de mi por cuenta de un relato de un locutor que capturó de inmediato mi atención hasta dejarme completamente inmóvil. La estación si bien recuerdo, era Cerro de Cristo José de la ciudad de Piedecuesta. Con todo lo que sucedió a partir de ese instante, jamás me cansaré de agradecer a ese vecino de la noche por haberle puesto fin a mis vueltas y revueltas en la cama. Su relato con esa voz atrapadora aunque fúnebre, exhibió un exótico tono mentolado y de misteriosa dicción capaz de poner en mi mente y espíritu un famoso cuento, donde su trama advertía algo que me dejó en modo de éxtasis: que para nada es bueno soltar la lengua y hablar cuando se está a punto de morir.

Ahora que tengo de sobra para reflexionar en este tiempo de encierro, me he decidido a compartir algunos momentos de esa noche plena de misterio e incógnitas, entre otras, porque mi pareja que labora en jornada nocturna, me reaccionó con un rotundo "no", impidiéndome que le contará al día siguiente lo que ella considera desde todo punto de vista de mala suerte y premonitorio, pues ella considera como enseñanza de hogar, que hablar del más allá, termina de alguna manera ensuciando el más acá.
Que sea costumbre tan natural entre los humanos, el que todo aquel que está a punto de viajar al otro mundo le de por hablar, por soltar la lengua, es el tema que nos pondrá en discordia, porque como bien lo expuso en el relato el influyente locutor de esa noche, no es lo más recomendable. A su parecer, nadie sabe si en el más allá podrá llegar a lamentarlo, por lo que entonces resulta más recomendable para uno, asegurarse antes de morir de callar para siempre; y sus razones resultan creíbles y de mucho peso. Él sostiene con apego al autor que lo inspiró, que cuando uno llega a presentar papeles para la admisión en ese mundo inapelable, rígido, amorfo y espacial, los porteros de la otra vida que son carentes de toda emoción y consideración, clavan su mirada de hielo sobre uno para notificarle que ya todo lo saben, su semblante ausente de expresión y de toda compasión es toda una tortura, pues lo primero que exigen es la rendición de cuentas por lo dicho en los últimos instantes, siguiendo luego con ese escrutinio de preciso calculo hacia atrás, como quien sigue un libreto con total fidelidad conforme al primer testimonio. Entonces, según lo relatado por el terrorífico y contundente locutor de la más cruel e inolvidable de mis noches, uno se encontrará volando sobre borrascas de nubes grises con la única sensación de colgar de los hilos de un ser superior, a medida que escucha desde invisibles altavoces ensordecedores a manera de psicosis, la advertencia de que nos encontramos en un mundo de sometimiento, situación que parce irreal, pero que no nos es posible escapar de esa realidad, como tampoco es posible adquirir ni por momentos alguna falsa creencia de lo que nos está sucediendo. Es entonces cuando a uno le tocará sufrir el reproche de cada palabra, de cada frase pronunciada al instante antes de morir, pues para nada valdrá volverse atrás, allí en ese nuevo mundo se debe responder con indecibles tormentos por todo aquello expresado, y en todo aquello que se halla hablado, siempre habrá torpeza, la más clara y fiel confesión. Como se dice por los de la justicia aquí en esta tierra, todo lo dicho por usted en su agonía, será utilizado en su contra.

Yo recuerdo con memoria fotográfica, que ese locutor con esa voz fantasmal y premonitoria, advertía y repetía en su relato una y otra vez, que antes de morir es absolutamente nada lo que se debe pronunciar. Advertía que si uno da un consejo de buen comportamiento, al pasar al otro lado le recriminan que uno no fue buen modelo de ejemplo; si pide algún perdón, eso equivale a confesar que aquí uno fue un tremendo pecador; si uno le da por repartir los bienes, allá responde necesariamente por codicia y avaricia; si a uno le da por orar, allá de inmediato lo clasifican para el purgatorio; si confiesa el amor entrañable, entonces lo condenan por concupiscencia; si lo que uno pide es el mejor vestido para viajar al otro mundo con alegría, al llegar allá lo ponen a uno a responder por el apego a las cosas terrenales; si uno pronuncia la expresión "te quiero" al amigo hombre, al varón hermano, padre o hijo, allá le toca responder por el pecado mortal de la homoxesualidad, y, si uno habla de resentimientos, rencor, o el odio que ha sentido por ex parejas o por alguien que lo ha hecho sufrir, de inmediato es condenado al fuego del infierno. Total, y en eso llegue a un total convencimiento con el locutor y su relato, lo mejor es no arriesgar, la única opción es no hablar...y callar para siempre.

Minutos antes de finalizar el mensaje revelador de este gran enviado, para mi alimento vital para la vida eterna que ya hace parte indeclinable de mi corto paso por este mundo, me impactó y de que manera la llamada de un colombiano residente en Texas en territorio norteamericano. Durante su intervención que acabó por ponerme los pelos de punta hasta gravar la lección en mi inconsciente, le dio por narrar las ultimas palabras de los prisioneros que han sido condenados y ejecutados a muerte en algunas de las cárceles de los Estados Unidos. Las vivencias desesperadas de esos villanos a punto de morir, sellaron en mi el convencimiento de que nada bien la están pasando en la otra vida estos ejecutados, por culpa de su torpeza, falta de serenidad, desespero, e ignorancia de creer que todo se acaba en esta vida, y que lo que locamente se pueda decir, carece de todo efecto en el más allá.

Dos casos me llamaron la atención de la llamada del oyente, uno de ellos, el ejecutado William 498 responsable por matar a un policía con un tiro en el pecho. Este joven murió en la silla eléctrica. Cuando le llegó la oportunidad de decir algo, aprovechó para vociferar: "quiero a todo el mundo que me quiera, porque no tengo ningún amor para el que no me quiera". Cuentan que luego en sueños su madre, comentó que la vida de su hijo al otro lado era un suplicio, pues permanentemente era sojuzgado y condenado por egoísmo terrenal. El otro caso de muerte tuvo lugar con inyección letal, fue el del famoso Chester ejecutado 499 quien respondió por asesinato, violación y robo. Esto fue lo que dijo en las puertas de la muerte: "Dios ve todo. Le digo a los familiares de las víctimas que no me odien, porque esto los va a atormentar por el resto de sus vidas. Siento haberles robado a sus seres queridos". Aunque mucha gente seguía sosteniendo que él no había cometido esos asesinatos, su hermana soñaba repetidamente con su hermano que en sufrimiento desesperado, le contaba que lo tenían en meros tormentos respondiendo por los delitos en el otro mundo, lamentando haberse culpado antes de morir.

Recuerden entonces todo lo que les he advertido desde comienzo de mi cuento, que aunque es mero cuento, lo más conveniente es que me lo crean porque al fin de cuentas nuestra vida es puro cuento. Y como todo cuento deja una moraleja, a mi me queda claro que hay que actuar con toda calma, tranquilidad y sagacidad, porque aunque todos vamos a morir algún día, lo mejor es no perder el control, mucho menos justo a punto de morir en esta vida, además; quien niega que de esta manera nos aseguremos de no sufrir toda serie de padecimientos en el otro mundo. Entonces...no debemos hacer parte de los vivos que hablaron para morir. Cuento de Valinor-19 especial para forochat.com.co

Esta es mi columna para ayudar al confinamiento de mis compañeros de Escuela del Buen Vecino EBV. Jaider Monsalve Aranda, para forochat.com.co

Con su seudónimo de Valinor-19, nuestro Editor Jaider Monsalve Arana nos comparte su primer cuento en confinamiento. Imagen tendencias 21.net