"En pocas palabras, el anticlericalismo es una visión política, mas no epistemológica o metafísica. Es la idea de que las instituciones eclesiásticas, a pesar de todo el bien que hacen – a pesar del consuelo que ofrecen a los que están en situación de necesidad o hasta desesperación- son peligrosas para la salud de las sociedades democráticas."
ESCUELA DEL BUEN VECINO / [email protected]
Francisco Zapata Vanegas
Instructor Voluntario IVOL
Portavoz de la Red Mundial Buen Vecino RBV
Doctrinante de la hermandad vecinal, constitucionalista, abogado en ejercicio
Escritor en temas de Derecho Público
Universidad de Antioquia, Universidad Autónoma
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El futuro de la religión no es nada alentador si la miramos desde los aportes esencialistas que ha hecho a la humanidad. Ha contribuido a un orden, pero contrario sensu, a un desorden que puede ser entendido como terror. Desde que el hombre empezó a formularse preguntas existenciales sobre su naturaleza y su rol en el mundo, aparece la religión a brindar respuestas de un lado esperanzadoras, pero a su vez cubiertas de terror y miedo.
El pensamiento religioso y clerical prevaleció por muchos años en la historia de la humanidad de forma hegemónica e incontrariable, ello se reforzaba con la asociación con la fuerza y el poder de los monarcas, luego con el mismo poder que ostentó la iglesia, propio para enfrentarse a opositores y finalmente con el contubernio que ha hecho con la política.
Como institución ha desfilado por los hilos del poder y ha tenido la capacidad para adaptarse y sacar provecho de los cambios sociales que se registran en la historia. En ese sentido la política, la economía y la misma idea de Dios no han sido más que medios para mantener en el poder clerical a quienes lo ostentan, en ese sentido el ofrecimiento continuo de infierno y paraíso, se constituye en la red para atrapar incautos y personas desentendidas de su propia existencia a tal punto que necesitan redención en un presunto ser superior.
La religión, despierta tantos odios como amores y con ella se forjan los escepticismos y la fe, en el presente ensayo se mirará el devenir de la religión en medio de las distintas coyunturas de tipo político y económico relacionadas con la globalización y el liberalismo, intentando trascender un poco los textos “El futuro de la religión” de Richard Rorty, “La edad de la interpretación” de Gianni Vattimo y “¿Cuál es el futuro de la religión después de la metafísica?” de Richard Rorty,
Gianni Vattimo y Santiago Zabala, para efectivamente entender que queda para la religión en la actualidad, o también, que queda para la humanidad con lo que hoy tenemos como religión.
Conviene aclarar que cuando los autores hablan de religión, no lo hacen de forma en general, refiriéndose a todas las corrientes del pensamiento y la fe que existen en el mundo, sino que le dan un carácter restrictivo solamente al cristianismo. Este es un error muy frecuente entre muchos autores, pues consideran que solo el cristianismo puede ser objeto de interés, estudio o análisis. En segundo lugar, el futuro del que habla no pretende establecer líneas de evolución dentro de la sociología de las creencias religiosas sino una interpretación filosófica a partir de la cual dejará de tener sentido la distinción actual entre teístas y ateos, entre los partidarios de una cosmovisión religiosa del mundo y los de la perspectiva científica
1.
Anticlericalismo y ateísmo.
El anticlericalismo, por definición se debe entender como una actitud contraria a los asuntos del clero y a la intervención de este en los asuntos cotidianos y del Estado. En la historia se pueden reconocer dos vertientes del anticlericalismo, a saber, del cristiano o creyente que rechazaba el clero o la iglesia como estructura, en tanto era ostentosa, grande, gastona, mas mantenían la idea de Dios; mientras que el anticlericalismo contemporáneo o no creyente avanzó mas allá de lo formal en tanto apareció el S. XVIII con la ilustración y desde una visión racionalista sacraliza el poder del clero y lo categoriza o define como un obstáculo para el avance de la humanidad, en tanto impiden el desarrollo de la razón y de la experiencia como fuente del conocimiento
2. Este anticlericalismo se socia mas al laicismo, en tanto busca la secularización del Estado (separación Estado- Iglesia) y en su
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1 Fernando Savater. En articulo ElPais.es “Para irritación de creyentes y ateos”
2 Justamente Zabala plantea que la secularización es el desenvolvimiento mismo del pensamiento débil: gracias a la secularización, “el hombre se libera de las jerarquías de la creación y de todos los límites, tanto los de la cosmología como los de la teología”, para
versión más radical busca la secularización de la sociedad a la vez que ataca las creencias, ritos y en general las practicas devocionales de una religión determinada, en este caso, que nos referimos a occidente, se trata entonces del cristianismo católico principalmente.
Pero al interior de la filosofía la discusión ha dejado de ser relevante, pues la forma de plantear las hipótesis entre los clericales y los anticlericales llega a un punto muerto, donde el único patrón de fiabilidad lo constituye la fe o el escepticismo cada una con sus posiciones, pero también cada una con situaciones improbables, pues a estos surgen unos filósofos que utilizan el término “ateo” para autodenominarse y consideran que la creencia en lo divino es una hipótesis empírica y que la ciencia moderna ha ofrecido una mejor explicación de los fenómenos que la que el concepto Dios solía ofrecer en el pasado. Los filósofos de este tipo están encantados cada vez que un científico natural ingenuo pretende que algún descubrimiento científico aporta pruebas de la verdad del teísmo, pues les resulta bien fácil desacreditar tal pretensión.
Les basta sencillamente con recurrir a los mismos tipos de argumentos esgrimidos por Hume y Kant contra los teólogos naturalistas del S. XVIII sobre la irrelevancia de cualquier estado empírico particular de las cosas respecto de la existencia de un ser atemporal y no espacial
3. Lo valioso de la anterior reflexión es que ese punto sirve por igual contra el teísmo y el ateísmo.
En pocas palabras, el anticlericalismo es una visión política, mas no epistemológica o metafísica. Es la idea de que las instituciones eclesiásticas, a pesar de todo el bien que hacen – a pesar del consuelo que ofrecen a los que están en situación de necesidad o hasta desesperación - son peligrosas para la salud de las sociedades democráticas
4. Y en esa medida la filosofía debe propender a ser antifundamentalista en tanto abandonar la idea de buscar los
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“aprender a convivir consigo mismo y con su propia finitud, lejos de cualquier nostalgia residual por el absoluto y por la metafísica”
3 El futuro de la religión. Richard Rorty
4 Una fe común. Jhon Dewey
fundamentos de todo y al contrario buscar cómo conciliar lo que ya existe con la realidad social mas allá del teísmo o del ateísmo.
De manera firme y segura, Zabala señala que “después de la Modernidad no quedan ya fuertes razones filosóficas ni para ser un ateo que rechace la religión ni para ser un teísta que rechace la ciencia”, debido a que “la deconstrucción de la metafísica ha despejado el campo para una cultura libre de los dualismos que han caracterizado a la tradición occidental”
5.
La edad de la interpretación.
Vattimo se explaya en su propio territorio hermenéutico, abiertamente inspirado en el antiobjetivismo radical de Nietzsche y el concepto heideggeriano de Ereignis, para indicar de entrada su pauta principal de aproximación al tema: “la interpretación es el único hecho del cual podemos hablar”, y lo más auténtico de ella es su ser eventual, histórico, su acaecer, que es el acaecer mismo del ser. Al reducir toda realidad a mensaje, la hermenéutica, strictu sensu, “no es una filosofía, sino la enunciación de la existencia histórica misma en la época del final de la metafísica.”
Esta base conceptual le da a Vattimo una herramienta para contrarrestar la tentación objetivista que ha marcado (y sigue marcando) a los discursos religiosos oficiales e institucionales por muchísimos siglos, adoptando diversos matices y grados de rigidez a lo largo de la historia; una tendencia que se condice con “la pretensión autoritaria de predicar leyes y principios de carácter natural, válidos para todos y no solo para los creyentes”. Esta tendencia sigue presente de manera patente y fuerte en el discurso oficial de la cristiandad contemporánea: el moralismo conservador en temas de sexualidad, la discriminación de género en la organización del sacerdocio, las amenazas de excomunión contra quienes realicen ciertos tipos de actos catalogados como inmorales sin mayores matices, etc. El
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5 ¿Cuál es el futuro de la religión después de la metafísica? Richard Rorty, Gianni Vattimo y Santiago Zabala
antídoto contra todo tipo de fundamentalismo religioso que propone Vattimo es “asumir el mensaje evangélico como principio de disolución de las pretensiones de objetividad”
6.
Cuál es el futuro de la religión después de la metafísica.
Así, la “muerte de Dios” se muestra como una criatura genuinamente post-cristiana y no como una mera posición antagónica anticristiana. Dualismos tales como eterno-temporal, real-aparente, ser-llegar a ser, presuponen que la reflexión filosófica transporta a la razón humana hacia una dimensión independiente de la historia, afirmando así una suerte de antagonismo entre los vértices de cada dualismo, lo cual, a su vez, supone una jerarquización basada en la superioridad ontológica de uno de los vértices sobre el otro. La tarea que surge aquí es la edificación de esquemas arquitectónicos metafísicos que se instauran en metarrelatos capaces de medir y evaluar los niveles de validez de los relatos en general. La alternativa a este tipo de ambición siempre ha residido en las ofertas filosóficas que proponían algún tipo de escepticismo en busca de un mayor balance entre el pensamiento y el contexto de la vida humana.
Después de la metafísica la religión no tiene futuro, porque las inquietudes de tipo existencial de las cuales se ocupa han perdido interés o importancia. Hoy no solamente encontramos anticlericales en la medida en que rechazan la organización de la iglesia, sino que se declaran creyentes sin religión y en esa medida desconocen las jerarquías y potestades que puede tener la iglesia, o en el caso más extremo, se declaran ateos y en ese punto hacen una negación de la existencia de Dios. Se insiste, en que así como la religión pierde el norte, en tanto sus asuntos pierden interés, también la pierde el ateísmo, pues termina sucumbiendo en el mismo muro de la improbabilidad donde perece la religión.
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6 Richard Rorty y Gianni Vattimo: El futuro de la religión. Solidaridad, caridad, ironía. Reseña. Cesar Mendoza
Igual queda la filosofía, con una cantidad de interrogantes y sin mecanismos sobre como aunar una mediana probabilidad de lo que plantea, pero con la creencia de que todo lo sabe y puede dar directrices a otras áreas del conocimiento. Respecto de ello, conviene citar a Rorty, cuando afirma que los filósofos no son dueños de ninguna verdad inefable, ni de un conocimiento metafísico insondable, ni de un instrumental más apropiado para diseccionar la realidad.
La idea de que la filosofía puede confirmar o desacreditar las pretensiones de conocimiento de la ciencia, la ética, el arte o la religión es una construcción histórica que debe ser rechazada de plano. Si la filosofía se transformó en una especie de tribunal de la cultura es porque se adjudico una comprensión especial de la naturaleza del conocimiento y de la mente, que hoy resulta ilegitima. Los filósofos, no tienen un conocimiento peculiar, superior, que pueda conducirnos sin obstáculos hacia afirmaciones mas ciertas o seguras.
Referencias adicionales.
Las recientes investigaciones sobre la práctica religiosa en el mundo, que lleva adelante Pew Research Center
7, revelan que la tendencia de mayor crecimiento en el mundo son los que "no pertenecen a ninguna religión" o "no afiliados". Lamentablemente se confunde el análisis cada vez que se interpreta esta categoría como "ateos " o "agnósticos", cuando en realidad los que aumentan son los creyentes sin pertenencia institucional a una religión o iglesia particular.