Existen ciertos momentos críticos en toda administración pública, los mismos que finalmente definen un legado. Recordemos al presidente Richard Nixon con su escándalo de Water Gate, al primer ministro Winston Churchill con su invasión a Gallipoli. En Colombia al presidente Mariano Ospina con el asesinato de Gaitán, o ejemplos más cercanos como el del ex-presidente Belisario Betancur, y su inoperancia en la noche del terror del Palacio de Justicia. Más reciente, al ex-presidente Ernesto Samper con su “monita retrechera”, dentro del denominado proceso 8000.
A tres meses de mandato, todo indica que al actual presidente Iván Duque, pasará a la historia como el presidente que le colocó IVA a la canasta básica familiar, ofreciendo como novedad de des gobierno el hambre a gran parte de la población del país. Está dando un salto al vacío que arruinará toda su administración, no importa lo buena y exitosa que sea de aquí en adelante, siempre será recordado como el que le puso IVA a los huevos, la leche y el pan.
Realmente para Ivan Duque, la situación crítica que atraviesa el país en materia económica, es una consecuencia del desastre que vivió el país desde la Casa de Nariño durante los últimos 8 años. Si, el desastre económico es responsabilidad de Juan Manuel Santos, sus excesos, despilfarro, y gasto excepcional, sin que hasta ahora se justifique el silencio por la corrupción campante durante todos esos años por los pasillos de todas las instituciones del país.
Entonces los columnistas de los grandes medios, inexplicablemente guardan silencio. Maliciosamente pasan por alto que la quiebra de los países no son de un día para otro, es un proceso continuado de malas decisiones y de malas políticas, las mismas que llegan a no permitir que los ingresos corrientes de la nación puedan solventar los gastos y costos de funcionamiento, es en ese momento donde se debe incrementar los impuestos para obtener más recursos.
En el inconveniente y critico estado de cosas fiscales, también tiene su responsabilidad la Constitución del 1991. En ella se definieron una serie de obligaciones del Estado, unos estimativos de costos y gastos que no proyectaron los ingresos. Como lo leen, dice en qué se tiene que gastar el dinero, en que porcentajes se debe invertir, como deben crecer esos rubros, pero no le importa la fuente de los recursos. La demostración es clara, la semana pasada cuando se definió el presupuesto de la nación, presupuesto “chimbo” en mi decir, porque dejó una diferencia de 14 billones entre lo que se necesita y lo que se tiene. Como por constitución no puedo cambiar los gastos, entonces se debe buscar de donde se obtienen esos faltantes y, solo hay dos caminos: deuda o Impuestos.
Así las cosas, los límites de endeudamiento de Colombia son altamente preocupantes, incluso el país ya tiene el menor nivel de calificación en su grado de inversión, lo que indica que el que le preste dinero a Colombia corre un riesgo alto. Ya los intereses comienzan a ser astronómicos. Estamos afrontando los efectos de una practica funesta en lo económico, pedir dinero prestado para cubrir el faltante, la practica toxica de Santos durante 8 años. Es lo más estúpido que un país puede hacer, es usar una tarjeta de crédito para ir al cine cuando no se tiene el dinero para hacerlo, y de hacerlo esa ida al cine nos saldrá al final costosísima.
Pero la alternativa de incremento de impuestos que afecten lo social es perversa para toda la sociedad. Con ello se desincentiva la creación de empresas, se vuelve precaria la compra, los locales cierran y sube el desempleo, se fomenta el empleo informal, y se potencializa los movimientos en efectivo para evitar su rastro y evadir. Cascada tributaria trae un fenómeno contraproducente, los ricos buscaran excepciones por medio de sus contadores, los pobres se refugian del rebusque para sobrevivir, descargando el efectivo tributo y su recaudo en empleados formalmente, ya que las empresas por obligación del gobierno, hacen las retenciones antes de pagar. Son finalmente los que no pueden evadir, ya que reciben sus salario u honorarios con el descuento.
El país tiene una crisis empresarial, no hay empresas, no hay industria, por ello, el empleo formal solo llega al 40% de la población. Ese hecho concreto que aporta el medio porcentaje de informalidad, fue el que atizó en el presidente Duque y su ministro de Hacienda Carrasquilla, la estrategía que crispará la sociedad: mirar impositivamente al 100% de la población colocándole IVA a la canasta familiar. Sea mil veces maldito al que se le ocurre condenar al hambre a una población. Los niveles de desnutrición en Colombia son muy altos, ahora la comida se va a considerar un artículo de lujo. Pobres los ganaderos con su problema de mercada, comer carne va a ser imposible. Pobre los Pescadores, van a tener que botar su producto. Pobres los agricultores, con sus costos y sin compradores no podrán subsistir. Y a todo este oscuro panorama, simplemente se anuncia un espejismo más: que se les va a devolver a los pobres el dinero que van a pagar por ese IVA.
A propósito de los pobres, tan de moda en campaña proselitista y en expectativas de gobierno. ¿quiénes son los pobres en Colombia?. Al parecer cada cual maneja su concepto. Para el ministerio de hacienda, los pobres son los núcleos familiares (familias) en las cuales sus ingresos combinados son menores a un salario mínimo legal vigente. Así que si en una familia trabaja uno solo, sin importar el número de miembros, ya no califican como pobres para ser sujetos de devolución. Otra concepción: trabajadores informales donde entre todos los miembros de la familia sumen más de $790.000, no son pobres. En Colombia, las familias que tienen ingresos entre $790.000 y $2.900.000 son consideradas clase Media. Con ese manido argumento, el entonces presidente Santos salía a todos los medios diciendo que logró sacar de la pobreza a miles de familias en Colombia. Es obvio, si disminuyo los requisitos, logro los indicadores que busco.
Ahora que proponen volver la mirada hacia los pobres, preguntamos ¿cómo se nos devolverá el dinero?. Es que la compra es de contado y se tiene que tener el dinero para pagar. Entonces, ¿ el dinero cómo me lo devuelve?. La respuesta esta velada, se busca es financiar el Estado, ¡como lo leen! los pobres prestando dinero al Estado Colombiano, es una manera de identificar y al mismo tiempo ratificar quiénes son los pobres.
Pero tranquilos, es la respuesta, les vamos a dar $53.000 al principio de cada mes, ¿qué significa eso?, que los pobres, llenos de necesidades, reciben ese dinero y cada vez que vayan a comprar comida, tomen un poquito de esos $53.000 y los lleven al mercado y paguen el excedente correspondiente al IVA. Obviamente, para recibir ese dinero mensual, deberán pasar miles y miles de trámites y abrir una cuenta de ahorros en algún banco para que se les consigne el dinero. El banco le cobrará manejo de tarjeta, 4 x 1000, etc. Así que una familia, que entre todos sus miembros no hacen $ 790.000 al mes y ahora tendrán que abrir cuenta bancaria para darle dinero a don Luis Carlos Sarmiento Angulo. En realidad nadie recibirá ese dinero, pero estoy seguro que se esfumará e inventarán algunos “genios”, surgirán las personas que lo cobran de manera digital para no dejar rastro. Un perfecto nido de corrupción.
¿Y qué pasa con las plazas de mercado?, los que conocemos Corabastos, la Central Mayorista o cualquier plaza de mercado del país ya la vislumbramos, los vendedores de legumbres van a tener que contar con programas contables, máquinas registradoras y, expedir facturas de venta para poder cancelarle el IVA recaudado al gobierno, lo que lleva a inversiones impagables para unos señores que llevan 50 años vendiendo de contado y con sus productos en las góndolas. Ahora a contratar contador y convertirse como empresarios pertenecientes del régimen común para poder facturar con IVA y realizar los pagos a la Dian, so pena de ir a la cárcel por evasión en caso de no hacerlo. Qué medida tan inoportuna, irrealizable y catastrófica para la administración de Duque que apenas comienza.
Aquí podemos ver dos escenarios en el Congreso de la República. El primero es que no pase el proyecto, ya que el año entrante es electoral, los partidos políticos no querrán cargar ese escaparate ante su electorado y perder así alcaldías, gobernaciones, concejales o asambleas, ya que los contradictores se irán “lanza en ristre” contra los partidos que apoyen ése esperpento. El otro escenario, y es el que me temo, es darle rienda suelta a "la mermelada" para un Congreso "ganoso". Recordar que Duque ha tenido un talante sumiso con los congresistas, incluso no les ha quitado la mermelada a los partidos políticos con las embajadas y miles y miles de cargos creados por Santos solo para saciar la hipoglicemia de los congresistas. Muy probable que lleguen a la más fácil, si no se mete con nosotros, no le estorbemos y con unos sanduches o tamales compramos los votos el año entrante.
Triste panorama el del país, un pueblo con hambre y rabia, echándole la culpa al que tomó el barco luego de chocar con el iceberg. Y toda esta cruel realidad, allanará el camino para que la oposición irresponsable e inepta de Colombia llegue al poder en las próximas elecciones.
Ante una situación de crisis estructural, hay cosas también por hacer, una de ellas es comenzar a clamar por el cambio de constitución que elimine todos éstos errores en la gestión fiscal, creando consecuentemente condiciones de justicia para el país.
Presidente Duque, ¡recapacite!, tenga el carácter para realizar los recortes al presupuesto por los 14 billones a efecto de hacerlo equilibrado. Disminuya dinero a las embajadas, acabe consulados, cierre corporaciones, reste esos 14 billones a la mermelada de los políticos. Es seguro encontrar allí está los recursos que faltan. Y deje de prometer dinero a las universidades, tienen más que suficiente para lo ineptas que son.
Carlos Andrés Echavarría Blandón es Ingeniero Civil de la Universidad Nacional, Especialista en Gestión Empresarial de la Universidad Santo Tomás, Creador de empresas y líder en emprendimiento con amplio reconocimiento público y privado en razón de sus Asesorías e interventorias.
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