Juan Manuel Santos Calderon, deja el gobierno de Colombia cuando está próximo a cumplir los 67 años de edad. De origen liberal, este economista y político colombiano se educó para ser Presidente de su país. Sus estudios avanzados en London School of Economics, y en la Universidad de Kansas, hacen parte de su palmares académico. Al igual que Pastrana Arango, fue el periodismo el que lo catapulto hacia el protagonismo público, pues hace parte de la familia Santos, propietaria del que fuera muy poderoso periódico El Tiempo. De Andres Pastrana, fue ministro de Hacienda promoviendo impopulares medidas de ajuste económico, tristemente celebre su invitación a "raspar la olla". Hizo parte igualmente del gabinete de Cesar Gaviria como Ministro de Comercio Exterior, y finalmente ocupó el Ministerio de Defensa con Alvaro Uribe, entregándose con lealtad cimera a la Seguridad Democrática, ganando la confianza ciega de Uribe para llegar a la presidencia. Operación Fenix, y los falsos positivos, son episodios con los que se le ha intentado relacionar. Su fiel escudero Roberto Prieto Soto, se encuentra hoy en la cárcel por el caso Odebrecht y los dineros de la campaña 2010. Curiosamente, en el caso de la presunta responsabilidad presidencial, el Consejo electoral ordenó su archivo. El desarrollo de la infraestructura vial del país, el acuerdo histórico con el grupo FARC, y su política de vivienda de interés social, han marcado los más importantes logros de los dos gobiernos de Santos Calderon, como también su éxito de coalición con la clase política, la cual se ha rotulado desde la ácida crítica como "la mermelada". Presentamos a continuación en LOS 8 AÑOS DE COLOMBIA CON SANTOS, las versiones de nuestros Colaboradores de la Sección política forochat.com.co
JUAN JAIRO ARANGO HOYOS
Abogado Especializado en Derecho Público, Ex Procurador Provincial, con basta experiencia en la función pública. Profesional del Derecho en ejercicio
Además de un gobierno de la más clara estirpe democrática con total respeto por las otras ramas de poder, se suman los fértiles esfuerzos en restablecer las relaciones internacionales. El ingreso a la OCDE es un logro mayor, la infraestructura en vías, aeropuertos etc. con un avance descomunal, los avances en lo social, y los resultados en la paz, tan evidente que le merecieron el Nobel de Paz que únicamente los necios rechazan. En cuanto a lo social, las cifras no mienten. Los indicadores favorables en disminución de la pobreza, el acceso a la vivienda con nuevos propietarios y la recuperación de tierras para campesinos despojados.
Coincido con el doctor Ramon Elejealde, Humberto Restrepo, y otros. Era obvio que no todo sea bueno, porque hubo también muchos errores, pero la historia será más benévola que la iracundez mafiosa paisa.
DOMINIK DE MARIA
Abogado Universidad de Antioquia., Especialista en Derecho Financiero y de los Negocios U. P. B., analista constitucional, y creador en Facebook, de los grupos Sociedad Abierta y No más Dictaduras.
No son pocos los hechos, las prácticas y las acciones políticas por parte del presidente Juan Manuel Santos Calderón, que me hacen ver que él le pone una vela a Dios y otra al Diablo; sin duda me resulta un tanto maquiavélico y algo oportunista. Hay elementos que lamento en la práctica política del presidente Santos, en particular, el haber abandonado el Partido Liberal (muy a pesar de ser el Partido de sus antepasados), con todos los riesgos que ello implica para que se abran paso los Populistas, y para que resulte perturbada la Institucionalidad del País; y también lamento la supuesta política de la mermelada, aunque ése es un mal endémico del País. Por sobre todo, el presidente Santos Calderón me resulta todo un animal político, tremendamente hábil. Juan Manuel Santos Calderón, habiendo nacido para gobernar y para ser presidente de los colombianos por su condición de Delfín, supo actuar en función de tal dignidad. Justamente su condición aristocrática y elitista, están entre las cualidades que más aprecio y valoro positivamente en el presidente Santos, pues los pobres, y por sobre todo, las carangas resucitadas y los emergentes, suelen ser peores cuando acceden al poder. Por otro lado, contrario a la idea muy común entre la opinión pública, de que llegó a la presidencia gracias al expresidente Álvaro Uribe Vélez, creo que él fue el artífice de su propio éxito, pues fue realmente él quien consolidó el Partido de la U, mérito propio confirmado por su también exitosa reelección, justamente enfrentando al candidato de quien erróneamente califican como artífice de su primer triunfo. En contra de la División, el Enfrentamiento y la Polarización que algunos antilíderes han conseguido cultivar entre el Pueblo y la Sociedad del País, creo que Juan Manuel Santos no ha contribuido en tal sentido, y aunque no consiguió que su política de paz fuera respaldada por el Pueblo Colombiano, él no ha generado animadversión, por mucho que su popularidad en su segundo período cayera en picada. Por otro lado, un cierto logro valioso del presidente Santos consistió en abolir la reelección presidencial, y sacar adelante la Reforma de Equilibrio de Poderes, que aunque insuficiente, constituye un ligero avance. Una más de las cosas positivas del presidente Santos, es para mí cierto avance en reducir la inequidad. También encuentro positiva su política internacional, integrando a Colombia en la Alianza del Pacífico. Del mismo modo, es para mí positiva su crítica de la política antidrogas de Estados Unidos. Y también aprecio la posición que en los últimos años de su gobierno, formuló con toda vehemencia el presidente Santos en contra de la Dictadura Venezolana. Finalmente, también me resulta positiva la política de paz adelantada por el presidente Santos, de suerte que consiguió que las FARC-EP abandonaran la lucha armada, y aunque el proceso adolece de muchísimas fallas, creo que ningún proceso se libraría de ellas, pues la situación colombiana es demasiado compleja.
JHON LENIN PUMAREJO
Licenciado en Ciencias Sociales de la Universidad de Antioquia, Historiador de la Universidad Nacional de Colombia. Es miembro de Número del Centro Independiente de Estudios Colombianos CIEC.
El balance del doble periodo Santos es lugar común de cualquier mandatario no solo de Colombia sino de toda latinoamerica. Desde 1810, estamos signados de frustraciones colectivas y de ausencia de proyecto de nación. Seguimos siendo administrados "que no gobernados", por especies de "camarillas criollas" dedicados a disputarse el poder entre ellos, con conatos de expresión republicana - es cierto-, pero que no representan un solido proceso político colombiano. Santos cumplió con el formato trazado por el establecimiento, y como buen delfín, se preparó toda la vida para cumplirle a una clase política habida de poder, que no ha cambiado su discurso desde la independencia. Además mantuvo el hilo conductor de la lealtad a la corona española, y a las demás coronas. El seudo caudillismo de Amar y Borbón, sigue ahí en "chibchombia".
FRANCISCO ZAPATA VANEGAS
Abogado Constitucionalista, Docente Universitario, Director Escuela del Buen Vecino
Juan Manuel Santos, indudablemente ha ganado un lugar en la historia del proceso político colombiano gracias a la negociación con el grupo insurgente más antiguo, feroz, y complejo como lo es las FARC. Seguramente la dinámica del posconflicto dirá que se cometieron innumerables errores, lo que me parece connatural a nuestra realidad constituida por muchas aristas. Al igual que Andres Pastrana, logró fortalecer nuestra política exterior fundamentalmente en el tema protector de los DD HH, pero creo que en su último año sembró claras dudas ante sus aliados internacionales, alianzas que en su tramo final se han deteriorado considerablemente. Las instancias de la ONU, y los gobiernos colaboradores y garantes, han puesto en tela de juicio el proceso a partir del "ruido" de corrupción que ha rondado la transparencia en la gestión de los recursos para el pos conflicto. En lo social, me parece que Santos dio continuidad seria a los Planes de Desarrollo en cobertura y gratuidad educativa y avanzó en vivienda social, pero definitivamente reprobó en política de salud. En infraestructura, fue audaz con su plan de autopistas 4G, pero vuelvo y repito, la corrupción siembra un manto de duda en la contratación y ejecución de los recursos públicos, que me parece se destapará como es usual durante el gobierno entrante. Deja definitivamente un lastre en cuanto al respeto a la división de poderes, el Acto legislativo 02 de 2015, fue lánguido, timorato y engañoso para ser reforma constitucional de equilibrio de poderes. Su presidencialismo nos llevó a observar "poderes habilitantes" supremamente nocivos y deslegitimadores de la función jurisdiccional anidando ese terrible mal del "cartel de la toga". Las relaciones con el legislativo fue un contubernio descarado del "toma y dame" a plena luz pública. Los segundos 4 años desinstitucionalizaron al país. Una vez se reeligió, queda para el recuerdo su cinismo de proponer reforma constitucional para acabar con la reelección por considerarla estructuralmente nociva.
JOSÉ ALVEAR SANÍN
Columnista del periódico El Mundo, es Editor y escritor reconocido con obras como: La Historia del Rio Magadalena, La Historia del Transporte en Colombia. Es urbanista con altos estudios en el Instituto Público de Paris, Ex Concejal de Medellín y Ex Director de Catastro de la ciudad.
Uno de los ejercicios favoritos es el de escoger el peor presidente de nuestra historia. Antes los candidatos para tan lamentable título eran siempre de tiempos pretéritos, Tomás Cipriano de Mosquera, Manuel Murillo Toro, José María Melo, José María Obando, o gobernantes usualmente maltratados de manera injusta, como Marco Fidel Suárez, Miguel Abadía Méndez o Marroquín. En cambio ahora, los candidatos son contemporáneos: Belisario Betancur, César Gaviria y Ernesto Samper pueden rivalizar por el título de peor presidente con suficientes actos torcidos y malvados, pero estos tres personajes nefastos han sido superados ampliamente, aunque parezca increíble por Juan Manuel Santos, del que nada bueno puede decirse. Todo su gobierno mendaz, corrupto y traidor produce vergüenza y repugnancia.