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CONTANDO OVEJAS


MILDRED ESTEFANÍA ROLDÁN LÓPEZ
Escritora de relatos infantiles
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Juana amaba jugar, correr por la casa, saltar en los pasillos, molestar al perro, leer cuentos, dibujar, pintar las paredes y otras miles de actividades que la hacían feliz, pero solo había una que ella odiaba con todo su ser y la llamaba incluso “La peor hora del día” y era la hora de dormir, ella quería seguir jugando aún tenía demasiadas energías, y dormir era muy aburrido, además cuando se acostaba a pesar de que su madre fuera y le leyese un lindo cuento para hacerla dormir ella solo daba vueltas y vueltas desesperada pensando en lo que haría al día siguiente.

Intentaron todo para que ella durmiese plácidamente, bebidas de té, mantas suavecitas, almohadas acolchonadas, peluches dormilones pero por más que quisieran ella nunca disfrutaba la hora de dormir. Hasta que un día encontró una forma de dormir que mas que por descansar lo hacía porque le divertía.
Tal como su madre le dijo al acostarse comenzó a contar ovejas que pasaban a través de una valla, una tras otras, gorditas, peluditas, otras verdes, azules, y tras una o dos horas de imaginar ya de agotamiento quedaba dormida. Hizo esto toda la semana, pero aún así no dormía lo suficiente, sin embargo, lo que ella no sabía era que al quedarse dormida todas las ovejas que había imaginado quedaban con vida en su cuarto y comenzaban a recorrerlo de un lado a otro, montadas en la cama, colgadas de las cortinas, metidas en la ropa, disfrutaban no estar solo en esa pequeña escena saltando una valla, eran felices dando vueltas y rodando en el tapete.
Cuando Juana estaba a punto de despertarse ellas se unían al sueño que estuviese teniendo y así desaparecían por completo hasta la noche siguiente como huéspedes nocturnas de este cuarto. Pero un día cuando era hora de marcharse una a una fueron yéndose las ovejas y nadie notó que una se había quedado bajo la cama, era Copi, una oveja felpudita que aún estaba muy joven y era muy dormilona, se había quedado dormida debajo de la cama.
Juana se despertó lista para jugar, este día quería ir al parque, y cuando quiso sacar los zapatos de debajo de la cama encontró sobre ellos a Copi, aún acurrucada y sonriente, Juana gritó e inmediatamente despertó a la pequeña ovejita, que asustada supo que se había quedado en este lugar, le contó a Juana que cuando ella dormía las ovejas que imaginaba y contaba, cobraban vida y se quedaban en su cuarto hasta el amanecer, Juana pudo reconocerla, era esa ovejita tierna que había imaginado la noche anterior, al comienzo con miedo se quedaron ambas mirándose fijamente por un largo rato, luego Juana fue por su desayuno y le trajo leche y pasto, pero al llegar la tarde se habían convertido en las mejores amigas y jugaron juntas hasta llegar la noche, Juana un poco triste comenzó a contar de nuevo ovejas hasta dormir pero no contaba con que al siguiente día al despertar encontraría nuevamente a su amiga que esta vez no dormida se había escondido tras la mesita de noche para estar nuevamente con ella, día tras día.

Y así fue como la hora de dormir se convirtió en la hora más fantástica del día, cada ovejita que contaba sabía que vendría a jugar a su cuarto y a Copi, ya no la contaba esta estaba a su lado dormilona como siempre abrazándola y esperando un lindo sueño para compartir juntas. Cada acto trae consigo su magia solo hace falta encontrarla, y descubrir lo bonito que habita en cada experiencia.



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!!!De nuevo domingo, es hora de una nueva aventura con nuestra relatora Mildred Roldán¡¡¡