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LO QUE MUCHOS NO SABEN DE JORGE CARVALHO

CARMELO RODRIGUEZ ADIÓS A "CARVALHO Y LA POLÍTICA"
Su columna semanal EL TÁBANO
"La vida de los muertos es la memoria de los vivos" Cicerón

El personaje que llenó la media hora del que debió ser el programa número 3.954 de “Carvalho y la Política” el pasado miércoles 25 de octubre en la emisora Claridad de Todelar no fue su creador y director, sino su colega, su contertulio y su amigo de muchos años en el intenso trasegar del periodismo regional, Fernando Vera Ángel, por la sencilla razón de que el mentor de este espacio, es decir, Jorge Alberto Carvalho Betancur, no lo podría hacer ese ni ningún otro día hasta los siglos de los siglos, porque una enfermedad que lo había sorprendido meses atrás, decidió la mañana del martes 24 darle su golpe de gracia y acabar así, de un solo tajo, con más de cuarenta años dedicados a la profesión del Periodismo, la que abrazó desde su infancia en el apacible municipio de Betania, una población enclavada en la arisca zona cafetera del suroeste antioqueño, en donde vino al mundo el lunes festivo, porque era el día de todos los santos, 2 de noviembre de 1953, lo que significa que el próximo mes apenas iba a cumplir la vuelta al sol número 64.

Fue uno de los pocos periodistas que tuvo el privilegio de hacer parte de la legión de los fundadores del diario El Mundo de Medellín en el ya lejano 1979, bajo la sabia tutela de su director Darío Arizmendi Posada, cuando apenas estrenaba su diploma como egresado de la Facultad de Comunicaciones de la Universidad de Antioquia, de manera que le tocó verlo salir a las calles aquella mañana del viernes 20 de abril, es decir, hace 38 años, seis meses y siete días, a pesar de que sus rotativas lo habían impreso en los últimos meses antes de llegar en la edición definitiva a sus lectores.- Esa especie de bautizo de fuego lo aprovechó el buen Jorge para construir día a día su propio espacio en el fértil campo de las noticias políticas, cuando la competencia en el periodismo escrito en la ciudad la ejercía el otro grande de la actividad, César Pérez Berrío, recordado por su columna “El ruedo político” en El Colombiano.- Fue en la sala de redacción del diario liberal donde empezaron a cobrar vida las famosas “Chivitas” de Jorge Carvalho, en un corral que luego sería de su propiedad, que no era otra cosa que recoger los comentarios callejeros, en los llamados “mentideros” políticos, pasarlos por el duro cedazo de la certidumbre, y luego verterlos en notas que eran esperadas con gran expectativa por el selecto grupo de lectores que se nutrían de ellas, para a su vez darle nuevos pastos para alimentar sus chivas, que lo siguieron hasta el último día de su matinal programa, instalado en la agenda de la dirigencia política como se hizo con el Radioperiódico Clarín, que va en el horario de 6 y 30 de la mañana, es decir un minuto después de concluir el de Jorge, para darle cabida a En Tertulia, dirigido por el propio César, que en alguna medida es un compendio de noticias de las áreas administrativas, políticas y de todo tipo que le permite a sus oyentes mantenerse al tanto sobre los acontecimientos de la región.

Conocí a Jorge cuando fui inscrito en la nómina del Noticiero Todelar de Antioquia en mi condición de periodista, encargado de cubrir el área política que a pesar de que no me era un tema extraño para la época, la verdad es que era la primera vez que tendría que relacionarme con una fuente de la que carecía de contactos personales o de cualquier otro tipo, así que apenas transcurrieron los primeros días en los que mis aportes noticiosos a las emisiones eran escasas, por decirlo de la manera menos lastimera, me vi en la penosa situación de ir hasta la oficina de la dirección, en el segundo piso de la estructura en la calle San Juan al frente de Tejicóndor, para decirle a Jorge, antes de que él se me adelantara con una carta de despido, en el mejor de los casos,
que yo no era la persona indicada para manejar esa fuente puesto que mientras mis colegas de trabajo alimentaban los noticieros con un sinnúmero de notas y cuartillas, a duras penas las mías no llegaban más allá de dos o tres y eso me ponía en el riesgo de quedar de nuevo en la calle, además con el consabido colgandejo de haber sido un bueno para nada. Él me escuchó muy atento mientras trataba de aplicarle orden al desorden de su escritorio y cuando ya creí haberle puesto todos mis argumentos de pacotilla a su consideración, le dije que me asignara otras tareas de manera que pudiera tener la oportunidad de ganarme el puesto y el salario sin que me remordiera la conciencia.

Su respuesta no solo me dejó perplejo, sino que me sirvió para enfrentar situaciones similares en lo que va de mi vida porque cuando creí que me iba a desahuciar hizo el que tomaba notas, apagó el cigarrillo, se paró y me dijo: “En adelante te vas todos los viernes a los directorios políticos: liberales, conservadores y todo lo que haya y verás que en menos de un mes tú serás el que tendrás que esconderte cuando los políticos te comiencen a llamar para las entrevistas”.- Dicho y hecho.- Desde ese día me convertí en un visitante por antonomasia de los viernes liberales en la sede del guerrismo, del federiquismo, del jaramillismo, del sector democrático, del villeguismo conservador y de todas las facciones políticas que crecieron como verdolaga en playa y es la hora que todavía tengo muy buenas amistades en ese campo y no volvieron a faltar mis cuartillas en las tres emisiones diarias de aquella escuela de noticias que fue para mi Todelar y su inolvidable loro con su bandera “Nos oyen y nos creen”.- Por lo menos me salvé de contarle las mismas penas y pesares al gerente de la época, Enrique Olano Assuad, sin saber que meses más tarde tendría que explicarle que mi salida de la empresa se debía a que otro de los periodistas grandes de Antioquia, Javier Velásquez Yepes, me había tentado con la oferta de ser el redactor de su recién creado programa Así va Antioquia, que para la fecha se emitía en la frecuencia 710 del A.M. de Radio Súper.

Todavía desconozco si lo que me dijo el jefe de redacción del momento, a manera de consejo, fue consultado con Jorge, pero me mantuve en mi línea de conocer nuevos retos y no hubo modo de convencerme con el argumento de que “¿Cómo te vas a ir a un trabajo en donde no tienes ni la menor idea de conservar una estabilidad laboral, mientras que aquí tienes una empresa sólida?”, dijo mi amigo Valencia Alzate y hoy, muy al pesar mío y de muchos, el Noticiero Todelar de Antioquia se despidió de sus oyentes hace un buen rato, mientras que el programa de Javier está pronto a tocar el techo de los 30 años de estar al aire por los 790 de Múnera Eastman Radio.- Vainas de la vida.

Así que el miércoles 25 hice parte de aquel abigarrado grupo de amigos que lo despidieron en un oficio religioso en la iglesia de la América, sector que fue de sus amores y afectos, para refrescar con algunos colegas las tantas anécdotas y enseñanzas que nos había dejado el bueno de Jorge, que a esa misma hora era recibido por el Creador, según las palabras del sacerdote, mientras nosotros todavía andamos con la responsabilidad de mantener incólume la esencia del Periodismo: “Decir siempre la verdad” como lo hizo en toda su vida el amigo de siempre: Jorge Alberto Carvalho Betancur, de quien Dios tenga en su reino hasta el final de los tiempos.

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Con su estilo agudo y siempre ameno, el periodista Carmelo Rodriguez recuerda en su TABANO al fallecido periodista Jorge Carvalho. Cortesia CanalGif