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¿SERÁ IVAN DUQUE EL MACRON COLOMBIANO?

FRANCISCO ZAPATA VANEGAS Analista Político
Abogado Constitucionalista Universidad de Antioquia, Autonoma L. Medellín
[email protected]
“Las alianzas no son un fin; las alianzas son un medio de conseguir el fin que se apetece; el fin consiste en los intereses permanentes de la nación; las alianzas deben proporcionar este fin.”
Juan Donoso Cortés

La avalancha de desprestigio que ha venido sufriendo la clase política, y también algunos gremios privados por cuenta de practicas corrosivas, superó todos los limites al dejar al descubierto la participación de algunos de los más altos funcionarios judiciales. A ello se suma igualmente las truculencias del ejecutivo, dejando a su paso zonas muy oscuras en desarrollo de la negociación de los acuerdos de la Habana. Esta critica realidad es más que suficiente para hablar de una coyuntura político - electoral de cara a las elecciones de Congreso y presidencia Colombia 2018.

Todo ese panorama desolador lo ha sabido capitalizar Fajardo con su fogoso equipo de debate. Mientras los demás juegan a lo mismo, el camina pueblos y se sienta con los universitarios para hablarles sencillo, proponer un cambio de frente y de lenguaje por fuera de los tecnicismos, aunque dista mucho de ser un estadista. Lo cierto es que ha sabido abandonar la retorica de plaza, y se compromete lo mínimo cuidándose de propuestas que ya la gente interpreta de entrada como demagogia. Los que marcan más de los veinte años, nada creen sobre la esperanza de una pensión, y son fiel testimonio de lo que es sufrir en carne propia la humillación del sistema de salud; realidades estas que debiera convocar a los aspirantes a cerrar más la boca. Cualquier cosa es demagogia, cualquier cosa es populismo, o simple estratagema para ganar votos. Citemos como prueba la oferta de desmontar el 4 x mil del mandatario Santos, que lejos de cumplirse, se institucionalizó como impuesto permanente. Igualmente resulta inane convocar a luchar contra la corrupción, cuando los últimos ocho años de gobierno son fiel ejemplo de lo que no se debe hacer con lo público

A todo lo anterior me he referido para tratar como tema de fondo la denominación del presente post: DUQUE, ¿EL NUEVO MACRON?, lo cual no es descartable ante la dinámica política que sigue marcando la presencia en el escenario de las impopular FARC. Ivan Duque es un perfil de centro - derecha para el mano a mano con Fajardo o con Vargas Lleras, cuyo pecado capital de estos dos últimos ha sido ceder terreno, al anunciar que no estarán en la consulta interpartidista del 11 de marzo. Al candidato del CD, ya lo vemos por ejemplo atemperando lo de "volver trizas los acuerdos", y con paso firme se proyecta hacia las consultas del 11 de marzo como candidato de la Reconstrucción Nacional, donde comodamente podrían estar el conservatismo unido, Viviane Morales, Ordoñez, lo que queda de la U, y hasta podría acomodarse el liberalismo. Y porque no: la gente de Vargas Lleras en caso de no sonarle la flauta.

Duque, con su rostro de niño y su lenguaje simple, habla de hacer respetar el Estado de Derecho en momentos en que el Congreso y el Ejecutivo utilizan sus "maduradas" para burlar la institucionalidad hacia la materialización de propuestas de amplia controversia social. Con este nuevo Macron, el uribismo viene abandonado paulatinamente el pasado, proponiendo un Estado eficiente que es distinto a decir "eficientista", no ha caído en tanta "belicosidad verbal", tolerando politicamente la armonía que compartimos al cohabitar con las FARC. Es perceptible claramente esa nueva tónica. Es el sentido común, que tampoco ha sido ajeno al movimiento del ex presidente Uribe, el interpretar un punto medio de equilibrio que ha llevado a la gente a creer que con el acuerdo FARC estamos viviendo bueno. Observemos como ya los medios internacionales abandonaron la estigmatización del país, así se deba reconocer asuntos críticos que plantea este proceso histórico, y que obligará de seguro a su revisión estratégica.

Duque con la nueva estratagema de mecánica política, surgirá posiblemente de un proceso más legitimo rompiendo el paradigma de "el que diga Uribe", lo que de entrada lo muestra como una opción abierta para crecer vertiginosamente. El proceso de selección de su partido, al parecer se cuidará de procedimientos algo "democrateros", como aquel que acudió a gastos aberrantes para una consulta multimillonaria, la misma que por errores de calculo político, podría producir como efecto contrario la desaprobación popular del aspirante del ex presidente conductor de los rojos.

Si el señor Duque sabe interpretar este momento histórico, podría -porque no- constituirse en el Macron Colombiano, lo que de verdad refrescaría el escenario político electoral de nuestro país, al lado de otra figura de menor descrédito como Fajardo, a quien lamentablemente se le agota su discurso light ante un líder fogoso y adversario político como Petro Urrego, que al decir metafórico de muchos analistas, "es experto en combinar todas las formas de lucha", esto para aludir entonces a la apelación a odios y lucha entre ricos y pobres. Una gran final entre Duque y el candidato de la Colombia Humana, seria lo mejor para nuestra democracia enrarecida por quienes han hecho de lo público una famiempresa con el rotulo de la "mermelada".

Con solo 41 años, y probado con acierto en el senado donde compartió labor con la fogosa Claudia Lopez y el agudo Robledo, el señor Duque debe apurar el paso una vez superada al contienda para el Congreso, a efecto de ampliar su espectro de alianzas con mayor presencia programática de fuerzas como el liberalismo. También favorable al nuevo Macron colombiano es el cuidado con el lenguaje en contraste con todos los demás que también polarizan. Curiosamente el al más firme exponente del CD, exhibe una estrategia excepcionalmente sensible y creativa que podría crecerlo, incluso por sus posiciones más decorosas y comunicación fraternal. Es posible que avance y conquiste un electorado que busca lo nuevo pero se abraza a la institucionalidad. Lo de separarse de la doctrina de su mentor Alvaro Uribe, podría desatar desconfianza y asimilarlo al mandatario señalado de desleal. Una opción incondicionalmente servil, ni le sirve a Uribe, ni le sirve al país.

Compartimos la creciente opinión de los observadores: el señor Ivan Duque debe superar su propia colectividad uribista, despertar una ola de esperanza y motivación al estilo del Emanuel Macron francés, a fin de acercar las corrientes de opinión de los aspirantes Sergio Fajardo y German Vargas Lleras, que les pudiera salir muy caro la decisión errática de no participar en la "fiesta" del pasado 11 de marzo, aunque todavía siguen en la retaguardia ante cualquier coyuntura político-electoral.

A la pregunta: ¿Hasta que punto los lánguidos aspirantes a la Cámara y al Senado eligen presidente en Colombia?. Por lo pronto y de acuerdo con nuestra tradición, muy poco aportan a la decisión popular en razón de su desprestigio, pero en razón de la consulta que tanta bondad representa como impulso hacia las presidenciales del 27 de mayo, son Petro y Duque los que se proyectan con amplitud favorable como líderes hacia una final con más fuerza y protagonismo. Ante el crecimiento de una tercería, no parece ser posible que Colombia elija Presidente en primera vuelta. Pero en nuestro creer, la decisión final será entre dos aspirantes surgidos de bloques centro-derecha, y centro-izquierda. TEMA FOROCHAT.COM.CO

Con su viral estilo de análisis político, el analista Francisco Zapata Vanegas se refiere al candidato presidencial del CD. Imagen wikipedia